No debí de explicarme bien... no digo que todo tiempo pasado fuera mejor, y menos en cuestiones de sonido. Como bien dices, sólo hay que recordar como sonaban los directos de los 70 y 80. Sí creo que eran mejores ciertos hábitos a los que entonces obligaba el momento, como la imposibilidad del actual consumismo compulsivo desmadrado, el esfuerzo en un estudio pausado y no andar buscando permanentemente truquillos para parecer más de lo que somos, el compartir experiencias en persona y esas cosillas a las que me refería relacionadas con tocar un instrumento.
Has mencionado aquellas primeras Zoom. Yo conseguí la famosa 9002 de segunda mano hacia el año 93 por 25.000 pelas; nueva era prohibitiba, creo recordar que unas 100.000 pts. o algo más. Yo era estudiante y la pude pagar a plazos porque en la tienda conocían a mi familia, pero de todos modos no era algo inalcanzable: 25.000 pelas era lo que venía costando un mes de alquiler por barba en un buen piso de cualquier ciudad universitaria tipo Compostela, Salamanca o Granada. Ni dios tenía aquel bicho que nos dejaba alucinados; lo conseguí gracias a un músico profesional conocido (que se cambió a la versión 9002 Pro o algo así) y mucho ruló prestado entre colegas (aún lo tengo, pero no funciona; por lo que me han dicho técnicos, su chip ya incluía obsolescencia programada). Y una vez que tenías algo así te olvidadbas de querer alguna otra cosa a mayores: ahí tenías lo que querías, sólo había que detenerse en apredérsela para sacarle todo el jugo posible y seguir estudiando y practicando todo lo que pudieras.
Rumyheads escribió:
EL AVANCE de la tecnologia siempre a estado de la mano con el verdadero musico profesional Y NO ES una cuestion solo de consumo
Claro que sí, pero con alguna diferencia notable a partir de mediados de la década de los 80. Hasta ese momento, eran los músicos los que a base de retocar y trastear con sus cacharros iban proponiendo las mejoras tecnológicas; así nacieron las pantallas de altavoces 2x12, 4x12, los
stack o la sobresaturación como algo implementado en los amplis y el control de volumen maestro, luego los pedales, las rever de muelles, los delays de cinta y tantas otras cosas. Es decir, el músico iba por delante proponiendo a partir de las necesidades que le iban surgiendo en su experiencia y los fabricantes se esmeraban en facilitarlo mediante la tecnología.
Sin embargo, actualmente es más bien el fabricante de tecnología el que produce novedades en cuanto a las posibilidades de sonido y los músicos en su mayoría quienes los siguen. La investigación parece haber dejado de estar auspiciada principalemnte por los músicos y ha pasado a ser una herramienta más de marketing con la que se nos promete el oro y el moro de manera instantánea, por arte de magia, no mediante el esfuerzo personal.
Así vemos a tanta gente que empieza, se pilla su primera pedalera y se mata a pedir en los foros
presets y configuraciones ya hechas «para sonar como...»; quieren algo ya bien masticado, inmediato, sin ni siquiera haberse parado en jugar con el control de tono de su guitarra y el ecualizador de su ampli para descubrir que con esas pocas cosas casi tienen ya todo hecho y que además ayudan a ir comprendiendo el meollo del asunto.
Naturalmente, este camino conduce fácilmente a la frustración, como casi todas las promesas rotas del consumismo.
Hace poco un compañero jovencillo habrió un hilo porque se veía desanimado y quería consejo y apoyo del foro; por fortuna, lo tuvo y el hombre se puso optimista. Pero claro, una de las cosas que le hicimos ver es que lo fundamental para poder progresar estaba en lo que él invirtiera en el proceso; fue a mitad del confinamiento por la pandemia, y el tío se quejaba de que gracias a ella estaba aprovechando dos horas diarias de práctica, pero no notaba avances importantes... La respuesta común fue, claro, que metiera más horas de las veinticuatro de las que entonces disponía encerrado en casa si de verdad quería progresar más.
No todo se puede comprar; muchos progresos personales sólo se consiguen mediante esfuerzo propio, y la música es una de esas cosas importantes para la que no hay trucos mágicos.