Por seguir con el offtopic (¡Y vaya offtopic!), siempre he creído que el primer "inventor" del jesucristo que conocemos todos es Pablo de Tarso. Un jesucristo cuyas andanzas y palabras están en griego, el idioma más hablado del imperio romano.
Siguiendo con mi opinión, el jesucristo "real" o "histórico" tuvo que existir por puro sentido común. Si pensamos que la figura histórica no existió, entonces admitimos que fue un invención comunitaria y contemporánea realizada ex nihilo. Por ello me resulta difícil asumir este tipo de hipótesis. Pera vaya, es verdad que las pruebas puras y duras están entre algodones. Igualmente, que no se hayan encontrado pruevas documentales concluyentes, tampoco invalidan el hecho de que existiese.
Por otra parte, ¿Qué más da? El hijo de Dios que también es Dios y Espíritu Santo termina por definirse en el mundo imperial romano a lo largo de los primeros siglos de nuestra era (Patristica y cristianismo primitivo). Al fin y al cabo, la carne es ponzoñosa como la verdad misma. El alma o el espíritu o la memoria, legada a través de la palabra (y en un idioma siempre dominante), suele ser lo que perdura. Lo demás es pura cuestión de fe.
Siguiendo con mi opinión, el jesucristo "real" o "histórico" tuvo que existir por puro sentido común. Si pensamos que la figura histórica no existió, entonces admitimos que fue un invención comunitaria y contemporánea realizada ex nihilo. Por ello me resulta difícil asumir este tipo de hipótesis. Pera vaya, es verdad que las pruebas puras y duras están entre algodones. Igualmente, que no se hayan encontrado pruevas documentales concluyentes, tampoco invalidan el hecho de que existiese.
Por otra parte, ¿Qué más da? El hijo de Dios que también es Dios y Espíritu Santo termina por definirse en el mundo imperial romano a lo largo de los primeros siglos de nuestra era (Patristica y cristianismo primitivo). Al fin y al cabo, la carne es ponzoñosa como la verdad misma. El alma o el espíritu o la memoria, legada a través de la palabra (y en un idioma siempre dominante), suele ser lo que perdura. Lo demás es pura cuestión de fe.
