Llevo bastante tiempo con ganas de comentar este asunto:
Llamar “Paula” a una Les Paul es una de esas costumbres que, lejos de resultar simpáticas, terminan restándole identidad a un modelo icónico. La Les Paul no necesita apodos simplones: es un diseño histórico, asociado a una tradición, a un sonido y a una estética muy concretos. Reducir todo eso a un diminutivo casi infantil no solo suena forzado, sino que banaliza un instrumento con un peso cultural enorme.
Además, el apodo genera confusión. No todo el mundo dentro del mundo de la guitarra comparte esa jerga, y usar “Paula” en una conversación puede dificultar la comunicación en vez de facilitarla. Y cuando una expresión no aporta claridad, tradición ni respeto al objeto que pretende nombrar, su uso termina pareciendo más una moda innecesaria que una muestra de cariño.
En resumen, llamar “Paula” a la Les Paul es un intento de gracieta que no suma: diluye la identidad del instrumento, suena poco natural y complica más de lo que aporta. Algunas guitarras se ganaron su nombre por derecho propio; esta no necesita que se lo cambien.
Llamar “Paula” a una Les Paul es una de esas costumbres que, lejos de resultar simpáticas, terminan restándole identidad a un modelo icónico. La Les Paul no necesita apodos simplones: es un diseño histórico, asociado a una tradición, a un sonido y a una estética muy concretos. Reducir todo eso a un diminutivo casi infantil no solo suena forzado, sino que banaliza un instrumento con un peso cultural enorme.
Además, el apodo genera confusión. No todo el mundo dentro del mundo de la guitarra comparte esa jerga, y usar “Paula” en una conversación puede dificultar la comunicación en vez de facilitarla. Y cuando una expresión no aporta claridad, tradición ni respeto al objeto que pretende nombrar, su uso termina pareciendo más una moda innecesaria que una muestra de cariño.
En resumen, llamar “Paula” a la Les Paul es un intento de gracieta que no suma: diluye la identidad del instrumento, suena poco natural y complica más de lo que aporta. Algunas guitarras se ganaron su nombre por derecho propio; esta no necesita que se lo cambien.
