Razón lleváis.
Por éso yo pienso que las métricas de mortandad (y su exceso) comparada en media con periodos anteriores dan una mejor visión no necesariamente de la mortalidad del virus, si no de su impacto global,
En España, en concreto, 2020 fue el año con más mortalidad desde que se pueden comparar series históricas, vamos, desde que hay registro, pero… bah… una mala gripe. El análisis por Comunidad Autónoma es interesante también, pero no voy a ir por ése camino, porque entra uno en el terreno sentimental en el que se ha convertido la política.
Lo voy a repetir.
En 2020, nos encerramos todos en casa, se paró todo lo que se pudo parar, todo extremamos las medidas de higiene (en general… todos, siempre hay algún cachondo que dice no sé qué de la libertad), no viajamos, muchos trabajaron desde su casa, no vimos a nadie… y hay un exceso de mortalidad comparado con periodos anteriores de algo menos de 70,000 personas (alrededor de 68.000).
Eso los que ya no están, luego están las consecuencias de los que se han quedado. Con el trabajo, con los ingresos, con su actividad habitual, con el desgaste psicológico…
Pero bueno, oye, que hay gente que como yo de ciencia ni pajolera idea, pero tiene una opinión y tenemos que darle hueco y cabida y además salen famosos en la tele y ponen cosas en Tuiters y que las opiniones de todos hay que tenerlas en cuenta, que no somos bárbaros y ya está bien de imposiciones.
No me lo toméis a mal, tiene su cosa ver la elasticidad de la sociedad que compartimos.
Así como comentario personal… mi padre está ingresado en el hospital, no por COVID, por cuestiones graves pero distintas.
Llevo días asustado, como acompañante, con la actitud de la gente que entra, sale, vuelve a entrar, la mascarilla mal puesta, higiene nula, lavarse las manos ¿para qué?, enfermeros y médicos desbordados de trabajo (mientras se escucha un coro de voces de usuarios diciendo que no trabajan y no saben (ja)) y grupitos de gente apelotonada que los enfermeros, como no tienen suficiente trabajo, tienen que ocuparse de disolver, cosa que me recuerda a la guardería más infame de niños abofeteables (el último día que estuve, nueve simpáticos familiares de reunieron en el pasillo para ver a papá hasta que un enfermero les llamó la atención, ocasión que aprovecharon para criticarle hasta la náusea. Tres llevaban la mascarilla protegiéndoles estratégicamente la nuez (eran varones)).
Para sorpresa de nadie, se ha detectado un brote de COVID en plantas hace dos días y por lo tanto, mi padre, incapacitado, no puede tener acompañante (cuestión que es dolorosa, pero comprensible).
Pero bueno, oye, que mi libertad y mis follows y mis cosas que me llegan al móvil y mi opinioncita y fíjate lo que dice éste que sabe mucho que me lo ha mandado un amigo que tiene un amigo médico.
No estoy criticando, creo que sé en qué sociedad vivo. Lo que sí pienso es que igual que existe la libertad para tomar según qué decisiones, también está la libertad de crítica a las decisiones que se toman. Vivimos en una época histórica que tenemos el privilegio de poner en tela de juicio todo. Pero ése privilegio no te exime de la crítica de los demás aunque no te guste.
Tú tienes el privilegio de hacer lo que consideras oportuno.
Mi privilegio es opinar sobre tu comportamiento.
Maybe it's me, but I'm sick of wasting energy
Maybe if I look in my heart I could find a backdoor
Parece ser tenencia que los mismos que me mencionan la libertad de elegir suelen ser los que parecen sentirse incómodos con la libertad de los demás de opinar.
Unos minutos musicales traídos por los pelos…
Hay una pugna, fundamentalmente digital de propagar miedo, desinformación, desconfianza y ánimos encendidos. Funciona muy bien. Es eficiente, es efectiva, es rentable y tiene suculentos resultados en más de un aspecto.
En ésas andamos.
Lo que pasa es que luego la realidad es tozuda y como nos muerde en el culo, no nos queda más que ignorarla. Y si no podemos, pues decimos que es mentira y fuera.