Y bueno, ¿Nos dejamos de Baches y Striabins y vamos a cosas serías? Ja ja ja
Voy a proponer ahora el jevy metal porque pa dos días que duramos mejor no dejar la tralla para el final, no vaya a ser que venga el enemigo para jodértela.
Se trata de un movimiento de una sinfonía y también una sinfonía entera. El Adaggio es fácil de escuchar, la sinfonía no y sí. Un solo autor. Para mí: el autor: MAHLER. Y un director que no es Karajan, ni Bernstein, ni Abbado, ni Eschenbach, ni Dudamel. Se trata del director que, desde mi punto de vista, mejor ha sabido interpretar sus sinfonías, sobre todo los timbres y dinámicas de las percusiones, el tempo perfecto y la solidez del pulso y el dinamismo. Se trata de Klaus Tennstedt cuando al final de los ochenta y principios de los noventa estuvo al frente de la royal de Londres.
La sinfonía que os recomiendo dura lo mismo que una película. Qué coño, es que es una película. Se trata de la número 2 que escribió a la escalofriante edad de 34 años y necesita ser escuchada de principio a fin igual que una peli y con buenos cascos o equipo o, si podéis, de verdad, nada como el directo.
El día en que descubrí a Mahler fue en el Auditori de Barcelona con esta misma sinfonía. Me senté y sin esperar nada más ni nada menos que una buena sesión de música, comenzó el primer moviento fúnebre, medieval, tiránico como la fuerza de una ola chochando contra el arrecife y un ser que se descojona de nuestra fragilidad, con una sorprendente capacidad para combinar lo cómico y lo fúnebre. Tras ello, el patetismo del segundo movimiento, bellas melodías que recuerdan tiempos felices, los tiempos que fueron y ya no serán, como si uno se pudiera permitir el gran lujo de desdeñar el presente. Resulta casi cómico. Otra vez esos chistes macabros de Mahler. Pero todo se paga, y el tercer movimiento solo puede ser obra de un loco, de un desquiciado. Mucha desesperación en esas notas. El clímax, la muerte, la oscuridad. Se acabó el cachondeo.................................................................. encefalograma plano...................................................................................y tímidamente la mezzo empieza a dibujar un tímido lied, cuando ya parecía todo perdido. La esperanza empieza a resurgir, el fenix que renace porque todavía es capaz de admitir mucha más belleza de la que le destruyó. Y el lied da paso poco a poco tras varias transiciones plagadas de frases repetidas con anterioridad al coro final, cuando todo adquiere sentido, cuando lo más alto del vivir, de la plenitud humana se expresa en este coro, con las percus y los pitos por detrás apoyando y subiendo y se vuelven a repetir motivos de acompañamiento que ya salieron en anteriores movimientos pero ahora con un nuevo sentido final. Su ejecución es ahora una solución y no un problema intrincado imposible de resolver.
Era una obra perfecta, no me lo creía. Allí sentado en el auditori, quieto como un clavo. Cuando los platillos tocaron a final y todas las voces de cuerdas y vientos se funden en un solo acorde de tensión que da paso al acorde del "release", a la conclusión final y tú ves claro que solo puede acabar así, con esos redobles de timbales, que no hay otra forma y entonces lloras. No sientes nada, ni frío, ni dolor, ni alegría, ni tristeza. Lloras porque no te crees lo que has oído, porque te parece imposible, porque después de eso tú ya no vas a ser más tú. Y lloras y lloras hasta que vuelves a la realidad y el público todavía está aplaudiendo y a ti te da vergüenza y te frotas la cara para taparte las lágrimas y empiezas a aplaudir con el resto.....
Esto solo me pasó una vez. Es la experiencia directa más grande que he tenido con la música, quizá porque tenía la regla aquel día o vete tú a saber, quizá no me tomé la pastilla y disculparme de verdad que lo narre con tanta emoción a estas horas de la mañana; trabajo de noche y el día me afecta en el ánimo a la hora de escribir y es raro que escriba estas cosas en un foro abierto pero bueno, como decía, pa dos días que nos quedan. O hablas o te callas.
Así que os recomiendo esta escucha que es como comer caviar a puñados. Dejarla para un par de horas que tengáis libres, solos o acompañados, desnudos y con cava frió en el vaso. Cerrad los ojos y a volar...
Pero antes, os dejo algo más accesible. Se trata del Adagio de la V sinfonía. Es, simplemente, hermoso y evocador. Este tipo de cosas, junto a otras como la amistad, la pasión, los hijos, el conocimiento, la lujuria o una una strat serie "L", hacen que vivir sea mejor que morir. Simplemente es así. Disculpad, estoy hoy con el sentimiento a flor de piel. Muchísimas horas sin dormir me desparraman el hipotálamo. Me voy a cerrar los ojos y dormir el sueño de los justos con Herr Mahler. Que lo disfrutéis:
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