Sigo diciendo que con la OUIJA, hay que tener cuidado, porque tato si crees como si no, corres el riesgo de que pase algo fuera de lo normal, y nunca se sabe el cerebro por donde puede salir. Pero en aquella época y como siempre me han gustado estas cositas, hacíamos bastantes (como dije montamos un grupo de Parapsicología amateur).
En el casal de Sta. Coloma, recién abierto, nos juntamos una colla que hacíamos y deshacíamos a nuestro antojo. Una noche de sábado, y como ejercicio del grupo en cuestión, hicimos una, ya con gente más preparada y haciendo anotaciones de todo. Por lo visto, tuvimos una charleta con un ser que decía ser extraterrestre. El casal es una masía antigua restaurada que tiene muchísimos años. Y en una habitación tenía una puertecita pequeñita que daba acceso a un tunel/cueva, de unos 50 metros de largo que terminaba en una cúpula pequeñita. Esta cueva la hicieron los dueños de la casa para refugiarse en la Guerra Civil. Pues este elemento, nos citó para un día y una hora y decía que nos haría una demostración de su existencia en la cueva. Y con todos los guevos allí que nos plantamos. Cuando estábamos todos en la cúpula (imaginaos, claustrofóbica, olor a tierra húmeda, una cueva con sólo la luz de linternas, refugio antiaéreo), no se oía ni la respiración, estábamos todos espectantes y acongojados. No ocurrió absolutamente nada, pero la sensación de sentirme vivo durante esos momentos no me lo quita nadie.
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Ah, y la sensación de estar en ese caserón-Casal, cerrado para nosotros, un sábado por la noche (hasta las 4 o así estuvimos), solos en la fonoteca y con el ambiente que había, de las cosas irrepetibles que le pasan a uno en la vida. No se puede explicar, felicidad, simplemente.
En el casal de Sta. Coloma, recién abierto, nos juntamos una colla que hacíamos y deshacíamos a nuestro antojo. Una noche de sábado, y como ejercicio del grupo en cuestión, hicimos una, ya con gente más preparada y haciendo anotaciones de todo. Por lo visto, tuvimos una charleta con un ser que decía ser extraterrestre. El casal es una masía antigua restaurada que tiene muchísimos años. Y en una habitación tenía una puertecita pequeñita que daba acceso a un tunel/cueva, de unos 50 metros de largo que terminaba en una cúpula pequeñita. Esta cueva la hicieron los dueños de la casa para refugiarse en la Guerra Civil. Pues este elemento, nos citó para un día y una hora y decía que nos haría una demostración de su existencia en la cueva. Y con todos los guevos allí que nos plantamos. Cuando estábamos todos en la cúpula (imaginaos, claustrofóbica, olor a tierra húmeda, una cueva con sólo la luz de linternas, refugio antiaéreo), no se oía ni la respiración, estábamos todos espectantes y acongojados. No ocurrió absolutamente nada, pero la sensación de sentirme vivo durante esos momentos no me lo quita nadie.

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Ah, y la sensación de estar en ese caserón-Casal, cerrado para nosotros, un sábado por la noche (hasta las 4 o así estuvimos), solos en la fonoteca y con el ambiente que había, de las cosas irrepetibles que le pasan a uno en la vida. No se puede explicar, felicidad, simplemente.

) iremos descubriendo mas universo, y quizas en algun planeta nos encontremos (encontrarán) vida 

