Este verano no he hecho bolos. En realidad hace bastantes veranos que no hago bolos ya que dejé la carretera y el directo. Pero voy a relatar algo que se quedó grabado en mi memoria por inusual y único, ya que fue algo que nunca me había pasado ni nunca más pasó.
Finales de los 70 en un pueblo de Soria (no daré nombre) pequeño y rural como una boñiga de vaca en medio de un camino. Yo tenía entonces 16/17 años.
Orquesta de verbena, fiesta mayor, bolo nocturno en la plaza del pueblo.
Llegamos con los dos furgones a media tarde dispuestos a montar y probar equipo para la sesión de la noche. Nada más entrar al pueblo comienza a seguirnos la chavalada por las calles hasta la plaza.
Cuando llegamos a la plaza unas 60/80 personas están ya a nuestro alrededor. Como si hubiésemos descendido de una nave espacial, todos quieren vernos, tocarnos, hablar con nosotros, preguntarnos de qué planeta hemos llegado... Joder, pues sí que están aislados y faltos de contacto con el mundo estos lugareños. pensé para mis adentros. Jodo, si perecía la película de Bienvenidio Mister Marshall.
Nos damos cuenta de que en la plaza no hay escenario alguno montado y... bueno pues a ver. Eeeeehh, estoooo.... ¿Dónde está el escenario para montar equipo y demás?
Allí que se nos presenta el alcalde y la comisión de festejos en pleno. Saludo formal y ceremonioso, bienvenida oficial de la corporación, casi a nivel de Jefes de Estado.
Nos dicen: - Tranquilos. El escenario es un escenario móvil y en un momento llega.
El alcalde susurra algo a un lugareño y salen un par de tipos corriendo hacia alguna parte. A los cinco minutos ruido de motores y aparecen dos tractores con dos remolques planos de paredes abatibles. En un plis plas colocan los remolques juntos, depliegan las paredes y allí tenemos una superfice plana elevada para montar. Flipante.
Calzan las ruedas, aseguran con maromas y ¡violá!, un escenario de unos 30 mts cuadrados. Nosotros nos mirábamos con cara de asombro y preplejidad.
Oigan, ¿Y el cuadro eléctrico para enchufar? - Ahora viene fulano y lo resuelve, tranquilos.
Llega un tipo con unas pinzas parecidas a las de los coches atadas a la cintura y ni corto ni perezoso se pone a trepar como un bosquimano por uno de los postes de madera de la plaza para conectar las pinzas a los hilos de las fases eléctricas del pueblo. El tío baja y conecta los extremos de las pinzas a una tabla o caja de madera con unos enchufes antiguos de aquellos de porcelana. Medidas de seguridad o tomas de tierra se ve que no eran necesarias.
- Pues ya lo tienen todo, Si necesitan algo más se lo dicen aquí a mi apoderado y se lo resolveremos. Gente dispuesta desde luego.
Ustedes monten, hagan lo que tengan que hacer y luego se pasan por el ayuntamiento
Descargamos, montamos, probamos... todo esto con mucha gente alrededor atenta a nuestros movimientos, incluso aplaudiendo las tomas de prueba. Terminamos y damos por cerrado el montaje y las pruebas de sonido. ¡Ya está!, vamos al ayuntamiento a ver qué quieren. Entramos. Y en una sala grande nos tienen preparadas unas mesas llenas de comida, asado de lechazo, guisos, embutidos, postres, una fuente enorme de arroz con leche, bebidas, pastas, licores, café, unas farias.... Joder, a cuerpo de rey.
- Coman, cenen tranquilos, disfruten que hasta las 12 hay tiempo de sobra.
La verdad es que ese rato fue super agradable. Nos colmaron de atenciones, nos mimaron y nos hicieron sentir como en familia.
Ya próxima la hora del bolo nos dice el alcalde:
- Seguro que ustedes tocan todo tipo de música y bien que me parece, pero si hay algo que no puede faltar de ninguna manera es el pasodoble de Julio Romero de Torres...pintó a la mujer morena (La morena de mi copla). Deben ustedes tocarlo al principio, antes del descanso y al final de la actuación, si no la cosa... grrrr.....Jodo, con qué seriedad y rotundidad lo dijo aquel alcalde de poblado bigote y cara de pocos amigos.
Nos miramos medio asustados. Bueno, no se preocupe señor alcalde que le complaceremos. Menos mal que lo teníamos en el repertorio.
Y dicho y hecho. Las 12 de la noche la plaza a reventar, todo el pueblo allí con ganas de fiesta. Abrimos con el pasodoble y... delirio, alborozo, ovación cerrada de varios minutos como si fuésemos Plácido domingo al final de la Traviatta. Vítores, ¡¡Vivan los músicos!!
Antes del descanso lo mismo y... ovación cerrada y personas que venían a estrecharnos la mano, preguntarnos nuestros nombres, invitarnos a copas, tabaco, presentarnos a sus hijos...
Seguimos. Joder, lo bailaban todo: mambo, salsa, rock, pop, vals, tango...entregados como nunca vi al baile. Y para terminar, como colofón el famoso pasodoble de nuevo. El teclista, que era un cachondo, no se le ocurre otra cosa que, cuando va a acabar empezar otra vuelta, es decir, repetirlo de seguido dos, tres... hasta cinco veces. La plaza entregada, sonrisas kilométricas, caras de felicidad, casi de éxtasis. Cuarto de hora de pasodoble y allí no aflojaba ni el tato. Ya le cortamos al teclista, que era tarde y chim pum.
Todos en pie, aplausos, cohetes, vítores, gente emocionada con lágrimas en los ojos. Bajamos del escenario... todos querían darnos la mano. señoras dándonos besos, piropos de todo tipo (picantes incluso)...
Desmontamos, guardamos y viene el alcalde con el de festejos. Nos lleva a una sala del ayuntamiento, nos da unos bocadillos para que no pasemos hambre en el camino de vuelta, unas botellas de vino, nos felicita y nos paga. No solo nos paga la tarifa acordada por contrato si no que nos da un extra por lo bien que nos habíamos portado y saca una carpeta con papeles para firmar el contrato del bolo del año siguiente ya que no pueden arriesgarse a que vengan otros y no lo hagan bien.
Todo esto, que parece una película de Berlanga lo viví en mis carnes y es lo más alucinante que me ha pasado nunca en el mundo de la música.
Al final la conclusión que saco es que aquella gente tan rústica, tan simple y rural nos trataron como nunca fuimos tratados en sitio alguno. Yo ahora mismo lo recuerdo y me emociono. Las gentes sencillas son las mejores gentes.
Este tocho quiero que sirva de recordatorio para todos de lo que hemos perdido con el paso de los años y el retroceso tan enorme que hemos dado en lo social y en lo humano.
Esto mismo ya lo conté en otra página de guitarras por lo que creo que alguien quizá ya conozca esta experiencia. Aún así, gracias por leer y perdonad si me he extendido demasiado.
Saludos,
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