Cuando comencé a tocar buscaba esos solos que me hacían apretar los dientes y estremecer. Sin ninguna idea de técnica intentaba sacarlos sin éxito, pero un buen día se puso de moda un tipo rock un poco más distorsionado y en apariencia más fácil de tocar, con lo que por una parte esto me hacía sentir menos solemne y por otra más posible como guitarrista. Hablamos de la etapa punk rock y los acordes con quinta.
La desagracia de esta época fue la dificultad de encontrar vocalistas con buen desempeño ya que era tocar con ellos para acompañarse de gritos y desafinación, y las canciones de calidad que se intentaban concebir se volvían esquivas. Así que tengo demos grabados que quedaron con tomas de distintos vocalistas pero que nunca salieron a la luz y son solo bases.
Tuve que dejar la guitarra para terminar la universidad, y eso quedó en caja de recuerdos.
Tocaba con la sola intuición y el oído, Reconozco que apenas sabía llamar al Do y al Fa y los otros eran acordes tan solo cuyo nombre no retenía.
Trabajos abrumadores, y espacios inhóspitos para tocar como pequeños departamentos transcurrieron.
Con la llegada de las clases virtuales, el guitar pro y ejercicios de covers on line recién pude empezar a entender algo mejor las técnicas y los diferentes tipos de guitarra, comparados en la versión de cada guitarrista.
Pero esto contrastaba con la realidad económica que llegó y me atrapó en una crisis, tras el nacimiento de mi primer hijo y el tener que vender todo y olvidarme de la guitarra.
No podía explicarle a mi anterior mujer: “Oye es que aprendí a tocar esto…o mejor dicho entendí como se haría, así que déjame intentarlo”. Ella: “vende tus cacharros que necesitamos dinero”
A eso súmale el estúpido accidente en la mano, y el tinnitus.
Pasó mucho tiempo sin guitarra, hasta que las cosas cambiaron un poco, y vino el G.A.S. de la revancha.
Y decidí dar una vuelta sobre el pasado intentando lo que antes no me había sido posible tocar.
Esta última etapa se remonta a unos años atrás, siendo que los primeros años de tocar , la mayoría fueron un divague constante, sin guión, intentando componer algo sin saber, solo a prueba y error.
Algo hoy pude entender aunque sea un poquito y darle nombre a las cosas que alguna vez había tocado, en términos musicales, aunque sigo amando los divagues.
Y la historia continúa.
Y espero que el ánimo no decaiga,
Así que el mismo deseo colega y también feliz año nuevo especialmente para ti Rossend.