Vaya por delante, como siempre digo, que esta es mi opinión, no vengo a sentar catedra ni nada así.
Para poneos en contexto, siempre he sido un guitarrista de ampli + pedales. Por motivos de salud he estado casi dos años alejado de los escenarios, y en este tiempo me he dedicado a grabar cosillas. Cómo no podía tirar de mucho volumen – no por espacio sino por cabeza – me pille un eleven rack a precio de saldo para probar que tal. Me encanto.
Una vez recuperado y tras varias pruebas en el local a ver si aguantaba la presión sonora, me reincorpore al grupo. Es una banda de versiones que montaron unos chavales aquí en mi pueblo. El tema es que hay bastante variedad, y con mi equipo me sentía un poco limitado: a veces simplemente se trata de tener un overdrive algo más saturado o una cola más larga en el delay.. . con que, cansado de agacharme (que parecía que estaba buscando caracoles medio ensayo) empecé a mirar estas cosas de pedaleras digitales y demás. Al final me decidí por una Headrush pedalboard (de segunda mano), porque soy un completo inútil con los cacharros digitales y en los videos me convenció mucho el sistema para crear sonidos, agregar pedales… vamos que era para tontos.
Conectado al ampli, pues no sonaba mal, pero estaba yo con la mosca detrás de la oreja, porque conectada a la mesa sonaba muy bien y en el ampli no acaba aquello de quedar tan bien. Además que pesa un quintal el cabrón. Así que (también de saldo) me pille una de esas FRFR de 12 de Headrush.
Tela telita, como cambio el tema.
Tanto para ensayar, como para directo me parece una gozada, sobre todo por el control de sonido. Paso un cable de la pedalera a la mesa, otro de la pedalera al monitor (la FRFR) y recibo el retorno de la mesa al mismo monitor. Como las dos entradas tienen volumen independiente, la mezcla te la puedes hacer tu. Y eso es genial, todos hemos tocado “sin oírnos” o con monitores que dejaban mucho que desear. Eso cuando había.
En casa además te permite sonar a volúmenes humanos y con el mismo sonido que realmente estas usando. Yo me baje los temas que tocamos con Moises y una canción a cada pista de la multipistas y a ensayar sin que venga la Guardia Ci¡vil y además disfrutando.
En el local de ensayo los chavales se han pasado a in-ear así que sacamos el sonido general desde la mesa a dos cajas auto amplificadas y ya vamos con un sonido base bastante bueno. A la larga, si nos lo curramos bien, con pasarle un par de cables a la PA igual hasta podríamos rular.
PROS
- Buen sonido (hay que trabajarlo como todo)
- Mucha variedad
- Peso algo más reducido que el ampli
- Genial para directo.
- Facilidad de uso (para tontos)
CONTRAS
- Mucha variedad (te puedes volver loco como no simplifiques un poco)
- El peso tampoco te creas… la FRFR es mucho más ligera que mi ampli, pero la pedalera es un tocho de cuidado, al final lo comido por lo servido (a no ser que lleves una pedalera de esas gigantes con más pedales que la vuelta ciclista a España)
- La pantalla pinta un poco a graves. No es ninguna barbaridad pero hay que tenerlo en cuenta para no sonar apagado en algún tema.
- Al cambiar bastante de sonido puede faltar algo de empaste si el resto de la banda va con equipo tradicional; no es lo mismo el sonido de ampli contra ampli que el de ampli contra un mogollón de amplis diferentes. Hay que trabajar,
SENSACIONES
No es igual que tocar con un ampli. Suena muy bien, pero es un sonido muy “domado” .
Hay que acostumbrarse. Le falta la “pegada” del ampli en las costillas aún con la FRFR.
Por otro lado tienes un control total del sonido y puedes utilizar variaciones que de otro modo te obligarían a llevar una docena de pedales o a modificar los parámetros cada cierto tiempo.
PARA QUIEN LO RECOMIENDO
Sobre todo para compañeros que necesiten versatilidad: grupos de versiones, orquestas, temas propios que cambien mucho…
Si tienes un grupo de temas propios con un sonido muy determinado igual no le veo el sentido.
Espero que le ayude a alguien que se pueda encontrar en la misma tesitura.
Para poneos en contexto, siempre he sido un guitarrista de ampli + pedales. Por motivos de salud he estado casi dos años alejado de los escenarios, y en este tiempo me he dedicado a grabar cosillas. Cómo no podía tirar de mucho volumen – no por espacio sino por cabeza – me pille un eleven rack a precio de saldo para probar que tal. Me encanto.
Una vez recuperado y tras varias pruebas en el local a ver si aguantaba la presión sonora, me reincorpore al grupo. Es una banda de versiones que montaron unos chavales aquí en mi pueblo. El tema es que hay bastante variedad, y con mi equipo me sentía un poco limitado: a veces simplemente se trata de tener un overdrive algo más saturado o una cola más larga en el delay.. . con que, cansado de agacharme (que parecía que estaba buscando caracoles medio ensayo) empecé a mirar estas cosas de pedaleras digitales y demás. Al final me decidí por una Headrush pedalboard (de segunda mano), porque soy un completo inútil con los cacharros digitales y en los videos me convenció mucho el sistema para crear sonidos, agregar pedales… vamos que era para tontos.
Conectado al ampli, pues no sonaba mal, pero estaba yo con la mosca detrás de la oreja, porque conectada a la mesa sonaba muy bien y en el ampli no acaba aquello de quedar tan bien. Además que pesa un quintal el cabrón. Así que (también de saldo) me pille una de esas FRFR de 12 de Headrush.
Tela telita, como cambio el tema.
Tanto para ensayar, como para directo me parece una gozada, sobre todo por el control de sonido. Paso un cable de la pedalera a la mesa, otro de la pedalera al monitor (la FRFR) y recibo el retorno de la mesa al mismo monitor. Como las dos entradas tienen volumen independiente, la mezcla te la puedes hacer tu. Y eso es genial, todos hemos tocado “sin oírnos” o con monitores que dejaban mucho que desear. Eso cuando había.
En casa además te permite sonar a volúmenes humanos y con el mismo sonido que realmente estas usando. Yo me baje los temas que tocamos con Moises y una canción a cada pista de la multipistas y a ensayar sin que venga la Guardia Ci¡vil y además disfrutando.
En el local de ensayo los chavales se han pasado a in-ear así que sacamos el sonido general desde la mesa a dos cajas auto amplificadas y ya vamos con un sonido base bastante bueno. A la larga, si nos lo curramos bien, con pasarle un par de cables a la PA igual hasta podríamos rular.
PROS
- Buen sonido (hay que trabajarlo como todo)
- Mucha variedad
- Peso algo más reducido que el ampli
- Genial para directo.
- Facilidad de uso (para tontos)
CONTRAS
- Mucha variedad (te puedes volver loco como no simplifiques un poco)
- El peso tampoco te creas… la FRFR es mucho más ligera que mi ampli, pero la pedalera es un tocho de cuidado, al final lo comido por lo servido (a no ser que lleves una pedalera de esas gigantes con más pedales que la vuelta ciclista a España)
- La pantalla pinta un poco a graves. No es ninguna barbaridad pero hay que tenerlo en cuenta para no sonar apagado en algún tema.
- Al cambiar bastante de sonido puede faltar algo de empaste si el resto de la banda va con equipo tradicional; no es lo mismo el sonido de ampli contra ampli que el de ampli contra un mogollón de amplis diferentes. Hay que trabajar,
SENSACIONES
No es igual que tocar con un ampli. Suena muy bien, pero es un sonido muy “domado” .
Hay que acostumbrarse. Le falta la “pegada” del ampli en las costillas aún con la FRFR.
Por otro lado tienes un control total del sonido y puedes utilizar variaciones que de otro modo te obligarían a llevar una docena de pedales o a modificar los parámetros cada cierto tiempo.
PARA QUIEN LO RECOMIENDO
Sobre todo para compañeros que necesiten versatilidad: grupos de versiones, orquestas, temas propios que cambien mucho…
Si tienes un grupo de temas propios con un sonido muy determinado igual no le veo el sentido.
Espero que le ayude a alguien que se pueda encontrar en la misma tesitura.
