Benedetto Bravo

Garbo1
#1 por Garbo1 el 12/02/2016
Un poco de historia:

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Entre el año 1999 y 2006, la producción de Benedetto se trasladó a la Custom Shop de Fender establecida en Corona y, fue en ese momento, en el que se tuvo la idea de ampliar la línea de modelos de la marca a las llamadas Professional Series, guitarras que iban a ir en la línea iniciada a finales de los 40 por Gibson con la ES-175, con maderas laminadas y enfocadas a poder amplificarse sin los grandes problemas que ese entorno “eléctrico” conlleva en las carved top, de maderas macizas, y que suelen tener acoples bastante incontrolables al conectarlas a amplificadores a cierto volumen.

En este contexto, en 2005, para cubrir el rango de guitarra de tamaño de caja de 16” con maderas laminadas, Bob Benedetto retoma el diseño de la guitarra signature de Jimmy Bruno. La relación entre Jimmy Bruno y Bob Benedetto empezó a principios de los 90. Bob quiso fabricarle una guitarra a su medida y, tras mostrarle un modelo que usaba personalmente con el fin de que le dijera qué y qué no le gustaba, Jimmy Bruno directamente le dijo que era perfecto para él... y, por sorpresa, Bob se la regaló. Poco más tarde, estuvo usando otro modelo de 7 cuerdas que Bob había fabricado para Howard Alden; tras unos años, Jimmy Bruno dejó de usar guitarras tan grandes, centrándose en modelos de 6 cuerdas y cuerpos menos profundos, muy enfocados a su amplificación. En 2005, ya con Benedetto fabricando en la CS de Fender, se habla de hacer una signature Jimmy Bruno. Fender, por motivos de marketing se empeña en que el modelo debe tener 7 cuerdas, ya que la imagen de Brunno estaba muy asociada al modelo de Alden, mientras que Jimmy Bruno prefería uno pequeño de seis cuerdas, más al estilo de las siguientes guitarras que había utilizado. Finalmente nunca se construyó tal signature por desacuerdos evidentes entre Fender y el endoser, pero esa guitarra, sin la firma de Jimmy Bruno, se convirtió en la Bravo.

La guitarra que había fabricado Benedetto para Jimmy Bruno tenía algunas características que encarecían el proyecto, de modo que Fender impuso limitaciones al pequeño grupo de lutieres de la Custom Shop que fabricaban las Benedetto (y las Guild) formados por Bob: el tailpiece sería metálico y no de ébano, no llevaría binding en la pala, el finger rest (mal llamado golpeador) sería de plástico en lugar de ébano y algún detalle menor más, como el tipo de serial grabado en la guitarra y los papeles del instrumento. Así se estuvo fabricando entre 2005 y 2006, año en el que se rompió la relación entre Bob Benedetto y la histórica factoría norteamericana.

Benedetto decidió llevar a cabo su proyecto personalmente, al margen de terceros, trasladó el taller a Savannah, Georgia y, viendo el éxito de las Professional Series, decidió seguir fabricando instrumentos tanto de maderas sólidas como laminadas. La diferencia es que ahora las mismas manos hacían ambas series, en el mismo taller y con idénticos estándares de calidad. Parte de las discrepancias del luthier de Nueva York con Fender, radicaban en la presión de la empresa por bajar precios e intentar captar a un público más mayoritario –algo que afectaba directamente a las guitarras de maderas laminadas-. Bob, al trasladarse a su nuevo taller, no sólo decidió no bajar el precio de estas series, sino que empezó a hacerlas tal y como tenía en mente. A partir de ese momento, la Bravo, tiene las mismas características, o muy parecidas, que la fabricada para Jimmy Bruno.

Por qué elegí la Benedetto Bravo:


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Quería tener una guitarra para Jazz, ni siquiera pensé inicialmente en una Benedetto, pero hay cosas en las guitarras jazzeras clásicas a las que no termino de adaptarme. La primera es el tamaño de caja; las cajas de 17” se me hacen enormes tocando sentado, tengo que descolgarlas hacia un lado para colocar el hombro sin tensión, y no ejecuto a gusto. He probado también alguna 15” y, personalmente, creo que el tono “acústico” se resiente demasiado. Mi primera conclusión es que quería una 16”. La siguiente decisión tuvo que ver con el ancho de caja. Pensando en una 16”, lo primero que se viene a la mente es una ES-175. Ya he tenido alguna Gibson ES175 y tenía claro que quería un ancho de caja menor a los 9 cm que tiene, que también me resultan excesivos, pero tampoco quería una thinline, por los mismos motivos que una 15” no me convence tampoco. Soy de escala corta, luego todo lo que estuviera por encima de 25”, tampoco era para mí. Lo siguiente fue buscar referencias de guitarras donde se pudiera ajustar la acción bastante baja, con el mástil casi recto, y sin trasteos, lo cual es ideal para mí. Quizá resulte curioso, pero estos últimos años he dado prioridad a la ergonomía, incluso por encima del sonido. En este último punto, sí que me centré en algo fundamental a la hora de elegir una jazzera: ¿Carved top o laminada? Ambas son opciones con inconvenientes y ventajas, y ambas son standard en guitarras archtop. Las tapas talladas sobre maderas sólidas ofrecen un sonido acústico más rico, sin embargo, tienden a acoplarse mucho más que las tapas de madera laminada en entorno amplificado –incluso hay lutieres que defienden que suenan peor enchufadas-, son más delicadas dan más problemas estructurales (con el tiempo, suele ser necesario un neck reset), les afecta más la humedad y temperaturas y son notablemente más caras. Al final, yo no soy tan pragmático en todo lo anterior, lo simplifico todo y pienso que si buscas el sonido asociado a las L4, L5 o Super 400, microfoneado o a pelo, típico de Wes Montgomery o Kenny Burrel, debes ir por una archtop carved top; por el contrario, si buscas algo tipo Metheny, Herb Ellis, Joe Pass en los 60 y 70, Jim Hall, Martino y, en general, que acepte mejor efectos y amplificación, debes elegir entre guitarras de tapas laminadas. Al no buscar una jazzera clásica 100%, decidí ver el mercado de archtop de maderas laminadas. Si me hubiera decantado por la otra opción –y a futuro, seguramente, termine cayendo-, lo habría tenido claro: Fernando Alonso Jaen, afincado en nuestro país, hace unas archtop con maderas sólidas con una relación calidad/precio imbatible.

Con todo lo anterior, y tras barrer el mercado actual, me decanté por la Bendetto Bravo sobre algunas Sadowsky que también podían acercarse al concepto que buscaba. Por otro lado, hay dos épocas en las Bravo, la era Fender y la posterior era Savannah: eso lo tuve claro desde el principio.

La dificultad de adquirir una Benedetto:

Entre el 1999 y el 2006, Bob Benedetto en su relación con la CS de Fender se valía de dealers afincados en varios países, de forma que no era complicado conseguir una Bendetto fuera de USA, dentro de las limitaciones que imponía su producción anual. Al trasladarse a Savannah y llevar una política de producción y distribución más personal y local, desaparecieron sus guitarras de las tiendas en el resto del mundo en cuanto acabaron con su stock. Para un europeo, pedir directamente a fábrica, supone un sobreprecio final, entre aduanas, impuestos y transporte, en torno a un 30% del valor de la guitarra, de forma que su modelo más económico, la Bambino, se pone en 7000 euros. Personalmente, descarté adquirirla nueva, se abría la veda para buscar en segunda mano. Cuando empiezas a tomar el peso de la compraventa de instrumentos usados, con las Benedetto te das cuenta de varias cosas; la primera es que el 90% de las Benedetto de segunda mano que se venden, se venden en USA y, en la mayor parte de los casos, no envían fuera; la segunda es que las pocas Benedetto que se venden en Europa suelen ser de la época en que colaboraba con Fender; por último, nunca he visto, en ninguna marca, que los precios de segunda mano en Europa tengan tan poca depreciación respecto al producto nuevo comprado directamente a taller. Cuando tomé el pulso al tema, se me ocurrieron dos soluciones: o bien encargar la guitarra a alguien que fuera a USA y me la trajera, o bien aprovechar que Bob Benedetto iba a ir a la Musikmesse esta primavera, hablar con él, y solicitar que trajera una unidad a Europa. Adicionalmente puse un anuncio, como lanzar una botella al mar… y resulta que había una persona en España a la que se le estaba pasando por la cabeza vender una Bravo, y mi anuncio fue lo que le dio el empujón definitivo. De todo lo anterior se desprende que, o bien preparas la cartera, o bien tienes un golpe de suerte como yo, pero para un europeo no es fácil dar con el modelo y acabado concreto que quiera de una Benedetto.

Cómo es la guitarra:

En este caso, la guitarra es de 2008, del primer año tras salir Bob de Fender. Básicamente es una guitarra con ancho de 16”, como las ES175, pero con menos fondo, 2 ½" (6,35 cm frente a los 9 de la Gibson) y cutaway veneciano. Esto hace que sea bastante más manejable que la Gibby, sobre todo de pie; incluso sentado, el hombro se fuerza menos y se siente más cómoda. La tapa armónica es de abeto ligero seleccionado de tres capas, con varetaje paralelo de abeto sólido. El varetaje paralelo está pensado para guitarras que van a amplificarse, pues evita en mayor medida el feedback que el tradicional en X, sacrificando parte de la vibración de la tapa, que en este caso es menor. La trasera es igualmente laminada, en este caso de arce, con un figurado muy ligero en la capa exterior. Los aros son sólidos de arce ligeramente flameado, al igual que el mástil. Respecto al mástil, tiene perfil en D y es directamente de los mástiles más cómodos que he probado jamás; es algo fino –de todos modos, mi percepción es la de venir de wide fat de PRS y tipo 58 de Gibson-, pero lo compensa el ancho de cejuela más generoso del habitual, 1 ¾" (4,445 cm), con lo cual llena perfectamente la mano; de todos modos, la comodidad o no de un mástil, es siempre hago subjetivo. El radio del diapasón tira a plano, 12”, algo típico en las jazzeras, es de ébano y, aquí, si hay que pegarle un pequeño tirón de orejas al constructor; tengo y he tenido guitarras de peor gama con diapasones de ébano negros como el sobaco de un grillo, y hay constructores de tiran tablas para buscar sólo las más homogéneas; en este caso se observa alguna veta marrón oscura en la superficie, algo que da personalidad al instrumento y a mí sí me gusta, pero usar una tabla A- no es lo más correcto y, de hecho, en sus series más altas no se atrevería a hacerlo –al menos no tiñe el diapasón como muchos constructores, en ese sentido no carece de honestidad-. En el traste 12 del diapasón se observa el clásico diseño floral hecho en abalone como único marcador; a juego con el material del diapasón, de ébano luce el finger rest, el cordal, los knobs de volumen y tono, las palomillas de los afinadores (Gotoh Gold) y el cubrealma. El binding es simple, blanco/negro/blanco, en tapa armónica y trasera, y blanca en mástil y pala, las f-holes van desnudas; personalmente los binding blancos me gustan sólo en guitarras donde la nitro amarillea y no resplandecen tanto, pero es cuestión de tiempo; y digo cuestión de tiempo porque hay un segundo tirón de orejas que darle al señor Benedetto; aunque el acabado es en nitro, el acabado es más grueso de lo que me gustaría. Esto, con el tiempo, va a provocar sí o sí que bastante checking y sea muy delicado, pues no va a ser capaz de adaptarse a los cambios de volumen de la madera por tener más rigidez y , en lugar de eso, romperá. Respecto a la electrónica, sólo lleva una pastilla humbucker Benedetto A-6 en posición mástil, aunque curiosamente parece tener espaciado de puente. Al no tratarse de una carved top, no es flotante, sino encastrada en la tapa, como la mayoría de las archtop enfocadas al sonido amplificado –de hecho, hay lutieres que sostienen que, encastrada en la tapa armónica, el sonido amplificado es más rico, véase Sadowsky-; únicamente tiene pote de tono y volumen, evidentemente sin treble bleed. El pote de tono permite usar una o dos bobinas de la pastilla mediante push pull.

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En su conjunto es una guitarra espartana, muy elegante, minimalista y despojada de lujos.

Cómo suena:

Si habéis tocado alguna vez una Gibson ES175, puede muy válida como referencia con la que comparar el sonido de la Benedetto. En estos instrumentos, el sonido desenchufado pasa a un segundo plano, están concebidos para amplificarse, con lo cual se busca mayor rigidez en la tapa mediante el uso de maderas laminadas; sin embargo, a partir de lo anterior, son animales diferentes. La Benedetto es una guitarra que, en primer lugar, suena desenchufada más que la Gibson, en volumen y matices, lo cual no es ni bueno ni malo, porque en realidad el sonido acústico que tienen ambas no es su punto fuerte; sencillamente resulta curioso, porque el tamaño de caja, aunque ambas sean de 16”, es bastante más profundo en la Gibson, no obstante, la tapa de ambas sí es bastante diferente en cuanto a maderas –Gibson, si no recuerdo mal, usa arce y poplar, mientras que, tal y como se han comentado anteriormente, la tapa de la Benedetto es de tres capas de abeto seleccionado muy ligero.

Una vez enchufada, a través de la pastilla Benedetto A-6 (tiene la firma, pero es una Seirmour Duncan que fabrica para la marca), llama la atención lo compensada que es la guitarra en todas las frecuencias y lo mucho que respeta el instrumento. Aquellos que no han tocado o escuchado mucho jazz, suelen asumir que las archtop suenan oscuras, con los agudos limados de forma exagerada y es cierto que muchas guitarras de maderas laminadas suenan así. Sin embargo, una buena guitarra de jazz debe poner a tu disposición el mayor rango tonal posible, de cómo se use debe depender del ejecutante. La pastilla suena mucho a madera, y más si bajas ligeramente el pote de volumen. Los bajos no son tan contundentes como en guitarras de 17” o más, incluso comparada con otras 16” con más fondo suenan más contenidos. Esto no quiere decir que tenga pocos graves, al revés, los tiene en la medida justa para que no embarren con las frecuencias medias, pero no pierden contundencia, son muy redondos, presentes y definidos. A los medios les afecta drásticamente la pulsación; ejecutando cerca del mástil, te acercas a tonos muy clásicos, cálidos, añejos y reconocibles, sin embargo, cuando te aproximas al puente, obtienes un tono mucho más incisivo y moderno, “fusionero” si se quiere llamar así; lo segundo es más sencillo que lo primero y, de hecho, esta guitarra está concebida para ello; sacar un tono jazzero tipo 50-60 exige atención y técnica –sobre todo no salir demasiado del punto en el que hacer la pulsación y hacerlo sujetando el ataque-. Una diferencia fundamental con guitarras de corte más clásico es el sustain; en jazz clásico, a diferencia de otros estilos, un sustain largo no es deseable; con la Benedetto Bravo, un jazzman que busque la ortodoxia absoluta del estilo –cosa que, personalmente, creo que no existe-, quedaría contrariado, pues cada nota en un acorde suena perfectamente separada de las demás, pero no cae drásticamente tras aparecer, sino que tiene una cola de sonido, no exagerada, pero sí presente. Eso hace que la guitarra sea más fácil de tocar para el guitarrista medio y sea más sencillo de incluir el sonido dentro de otros estilos, pero hay que tener claro qué es y para qué se concibe la Benedetto Bravo, porque hay alternativas que pueden ser más satisfactorias para alguien que no busque en absoluto versatilidad, sino “el sonido” de aquellos discos.

La pastilla puede actuar como una de simple bobinado, tirando del pote de tono: suena preciosa así. No es el típico sonido estéril de las pastillas spliteadas, que termina sonando a alambre, la guitarra adquiere un registro acústico más claro, amplio y articulado, muy rico en matices. La verdad es que, en su conjunto, es una guitarra con un sonido expléndido, como un piano.

Conclusiones:

Hay una moda, no de ahora, sino desde los años 90, por usar guitarras jazzeras de cuerpo más pequeño y estrecho que los habituales, más cómodas y, de alguna forma, más versátiles, no tan encasilladas en un estilo únicamente; con la Benedetto Bravo, y práctica, puedes tener mucho de lo que dan los dos mundos. El precio, a pesar de ser una gama “de entrada” en la marca, puede parecer elevado y, además, dada la escasez en Europa de modelos de segunda mano y nula existencia de distribuidores, hace que los precios de unidades usadas también sea alto. No obstante, cuesta un poco más que una Gibson ES-175 y la construcción, mimo y acabados son muy superiores. Tiene cosas mejorables, pero no deja de pertenecer a eso que muchos llaman "El Rolls Royce de las guitarras".
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Paco
#2 por Paco el 12/02/2016
Qué maravilla de guitarra compañero!
En efecto se hace más cómodo un cuerpo más estrecho en este tipo de archtops. Benedetto son palabras mayores... nunca he tocado una, la verdad que me gustaría.
Que la disfrutes muchos años!
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jos
#3 por jos el 13/02/2016
Muy bueno zeke, enhorabuena , por la guitarra. Ahora solo tienes que aprender a tocarla :)

Jm F
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Garbo1
#4 por Garbo1 el 13/02/2016
Jos... eso, a estas alturas de mi vida, es completamente imposible.
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jos
#5 por jos el 13/02/2016
a estas alturas de la vida, lo bueno es que aún seguimos con el vicio.
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Garbo1
#6 por Garbo1 el 13/02/2016
Y con más vicio aún que antes XD
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silvia
#7 por silvia el 13/02/2016
Enhorabuena por la guitarra. Pocos pueden disponer de una Bene.
Sólo un comentario. Que el ébano no sea tan negro no debería preocuparte. Incluso podrías estar satisfecho. Lo preocupante son las cantidades de troncos de ébano abatidos y abandonados en las selvas, de Camerun por ejemplo, por no tener el núcleo tan negro como demandan los señoritos del primer mundo.
Eso debería, si no preocuparnos, al menos entristecernos un poco.
Que la disfrutes con salud.
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jos
#8 por jos el 13/02/2016
Respecto a la deforestación, a la tala indiscriminada, a los acuerdos hipócritas internacionales, impuestos impagados y sobretodo su reinversión en el sostenimiento de la especie, habría mucho que hablar, pero no en este post, porque, de hacerlo, habría que hacerlo en el post de cualquier guitarra.

Respecto al ébano , a mí sí me gusta con veta más clara. Lo hace distinto, más tuyo, único. Yo he tenido ébano negro como el carbón y ébano con vetas. Actualmente , mis guitarras elijo vetas.... Eso sí, las escojo.
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Garbo1
#9 por Garbo1 el 13/02/2016
Lo del ébano es un tema interesante y que tiene mucho que ver con el marketing. Es curioso que, en mobiliario de lujo, se elije veta (realmente no es veta sino mineralizaciones pues, el ébano, al crecer en zonas donde no hay cambio estacional de la naturaleza del que hay nuestras latitudes, no tiene albura y duramen), mientras que en las guitarras nos han metido por los ojos el ébano más negro, excepto algunas acústicas de lujo (guitarras de cinco cifras, con veteados tremendos).

A mí me gusta el ébano con veta, es una huella digital que hace única tu guitarra y, de verdad, el hecho de que esta Benedetto la tenga, a mí no sólo no me molesta sino que me gusta. Sin embargo, me ha resultado curioso que en una guitarra así, se use un ébano con algo de veteado -a ver si saco una foto que salga fiel a lo que se ve-, pues la gente lo asocia a "madera de menor calidad", aunque sea únicamente una mera circunstancia estética.

La diferencia de precio para un constructor pequeño, entre una tabla para diapasón de tipo A a una A-, apenas es de tres o cuatro euros, y hablamos en este caso de un producto de 5000$. Lo he citado porque me parece curioso, porque se arriesga a que le caigan palos por este detalle. Lo que no sabe la mayoría de la gente, es que sus guitarras con ébano absolutamente negro, están teñidas -en guitarreros españoles es MUY común-. De todos modos Robert Benedetto es un tipo peculiar: asegura poder hacer una muy buena guitarra con materiales mediocres. Y no hablamos de cualquiera soltando esta afirmación, es uno de los luthieres de mayor reconocimiento mundial, sus libros son referencia obligada para constructores.
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silvia
#10 por silvia el 13/02/2016
#9
Se sabe que Taylor hizo una con madera de un palet, para demostrar que los detalles constructivos son lo determinante para el resultado final.

Ojo, te falta una e en la mención de la benedetto. Ahí, al final de tus mensajes.
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Garbo1
#11 por Garbo1 el 13/02/2016
Os pongo una foto que, más o menos, ofrece cómo se ve el diapasón. He cogido la parte con más veta, el resto sí es más negro:

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Un saludo
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silvia
#12 por silvia el 13/02/2016
Pensé que sería menos. Pero queda muy classe.
Me encanta la pala de estas guitarras.
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