Lo de la ecualización en V para el metal no deja de ser una primera guía cuando se empieza siempre que uno tienda hacia el sonido americano (para el britanico el resultado siempre sale pobretón) y no se pare ahí.
De hecho, la variedad en el metal está en el manejo sutil de los medios, como buen estilo guitarrero que es, y la pluralidad de estilos se debe en gran medida a los controles de contorno («contour»), presencia («presence») y resonancia («resonance») que fueron implementando cada vez más los amplis de alta ganancia a lo largo de los años ochenta y que refinan la ecualización de medios y su relación con graves y agudos (ya antes se había generalizado el propio potenciómetro de medios).
También ocurre que el metal americano se desarrolló mayormente con amplis fabricados allí, como los Fender, con válvulas en la etapa de potencia de producción yanqui, como las 6V6, 6L6 y 6550, caracterizadas por amplios agudos cristalinos y bajos densos y potentes, mientras que en Europa dominaba el sonido británico tipo Marshall y Vox, con válvulas de sonido más comprimido (tipo EL y KT). En la etapa de preamplificación los americanos solían utilizar ECC81, de menor ganancia que las ECC83 europeas (que también solían ir como V1 en la potencia).
Incluso los amplis europeos que se importaban en los EE.UU. tenían que cambiar sus válvulas por requisitos legales y exigencias de los distribuidores estadounidenses (los yanquis son de exigir mucho el libre comercio para sus exportaciones, pero proteccionistas a tope con lo suyo) por válvulas de fabricación propia, como la 6550, que dan una respuesta mucho más lineal y algo más potente.
Como resultado, los amplis europeos creaban unos efectos en el previo, como la distorsión, que luego se refinaban en la potencia con válvulas de fuerte compresión que permitían «domar» los extremos de frecuencias y aportaban mucho al sonido final, mientras que los estadounidenses centraban la configuración de su sonido básicamente en el previo y la etapa de potencia apenas hacía más que amplificar el sonido de la etapa de preamplificación, con extremos de frecuencias muy amplios; incluso la compresión se realizaba durante el previo mediante dispositivos dedicados, contribuyendo a recortes ásperos en los extremos.
En consonancia, los músicos de uno y otro lado del Atlántico basaban su sonido partiendo de estas características. A partir de mediados de los años ochenta, tras la New Wave of British Heavy Metal la escena del metal empezó a ser dominada por estilos estadounidenses como el hair metal y el thrash, lo que hizo que se pusieran de moda las ecualizaciones en V para cualquier género del metal, aunque su sonido potente, agudo y cortante no fuera el más indicado.
A esto contribuyó la generalización de los amplis de estado sólido a transistores, con su sonido más exacto (más recortado, más plano), y de los procesadores digitales de grabación y reproducción de sonido (triunfo del disco compacto), y de efectos sonoros también digitales para instrumentos, con el recorte de frecuencias multiplos de diez propio de lo digital.
También se unieron los fabricantes de altavoces, sobre todo de casas estadounidenses, entonces bastante recientes, que se orientaban hacia los requerimientos de su propia industria y los grupos que triunfaban difundiendo ese sonido americano, pero también europeos tradicionales (los Celestion V30 son quizá el mejor ejemplo).
Otro campo del que cabría hablar aquí es de las pastillas, sobre todo lo que significaron las activas en su progresión desde principios de los años ochenta en el sonido americano, pero nos vamos algo del tema y esto está quedando ya bastante tocho.
Llegados a los años noventa el triunfo del sonido americano es total con el desarrollo de estilos como el grunge, el rock industrial y demás. Pero poco a poco muchos oidos se han ido cansando de él exigiendo mayor riqueza en armónicos y volviendo a las válvulas y las ecualizaciones de rango completo, limitando los agudos, tesitura dominante de la guitarra, y matizando los medios, frecuencias propias de la guitarra en la formación de conjuntos instrumentales modernos, con bajo eléctrico, bombo, platos y voz.
Personalmente considero que en una sutil configuración de los parámetros del rango medio en la ecualización de la guitarra eléctrica y su manejo está la definición del sonido más característico de un guitarrista; incluso en los de sonido más típicamente americano, que se diferencian unos de otros precisamente en su ajuste de este rango.
Vamos, que las ecualizaciones en V no son nunca tan en V como su nombre parece dar a entender, y que aplicarlas rigurosamente resulta en un sonido abrupto y empobrecido de la guitarra que nunca acabará de llenarte el oido.
Es curioso comprobar como el desarrollo del sonido de diferentes estilos tiene mucho que ver con la tecnología electrónica y con meros requerimientos industriales y comerciales, sobre todo en lo que al desarrollo de la guitarra eléctrica se refiere, instrumento dominante en la actual música popular. Esto lo saben bien los que controlan de historia de la electrónica de amplificación.
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