Otro artículo catastrofista sobre el COVID y la música

Si, uno más.

Esta vez, un artículo de Diego Manrique en El País :

https://elpais.com/cultura/2021-02-14/la-agonia-del-pop.html

Por desgracia no deja de ser una vez más la constatación de una realidad, esa realidad que vale para muchos más sectores de la cultura (cine, teatro, museos...).

Y lo que es peor, es perfectamente extrapolable a muchos sectores de actividad en la economía, demasiados. Ahora se sobrevive con respiración asistida : Préstamos, ERTES, subvenciones y demás, que apenas esconden la miseria.

Cuando esta pandemia acabe, frente a nosotros se abre un desierto totalmente arrasado. Y los centenares de miles de millones de euros y dólares que se están imprimiendo a base de generar deuda que nunca se va a poder devolver, para "regar" la economía y que aguante un poquito más, sólo un poquito más...cuánto sudor y lagrimas van a provocar luego, cuánta miseria van a generar hundiendo aún más la base de la pirámide.

Me cuesta imaginar el futuro próximo, la verdad, sin vestirme de luto. Qué va a quedar vivo y cómo, volveremos algún día a poder acudir a un concierto (si queda alguien que lo organice) para ver nuestro artista favorito ? Iremos a ver un estreno en el cine ?

Ayer volví a ver Blade Runner. Y me entraron escalofríos con la sociedad que retrata, cada vez los parecidos con la realidad son más angustiosos. Será por eso que esta mañana me he levantado de tan mal frio, supongo.

Creo que me voy a escuchar The Times they are a-Changin' del maestro Dylan, a ver si me entra la mala leche y al menos se me pasa el blues de hoy

Lo leería amigo, pero te obliga a darte de alta en el pais.com. Aún así, me imagino lo que pone, no hace falta ser muy listo para ver lo que está pasando, no obstante, hay que ser optimista, algún día esto pasará y estoy seguro de que volverá la música en directo. La música en directo lleva con nosotros desde la época de las cavernas, no creo que vaya a desaparecer, otra cosa es en qué condiciones volverá y si tardará mucho en recuperarse.

Saludos.

Os copio dicho artículo :


Seguro que recuerdan aquella polémica: los apóstoles de la cultura gratuita intentaban callar la boca a los músicos que protestaban instando a que se volcaran en las actuaciones y allí montaran un puesto para vender camisetas y demás. Según los sabihondos, allí es donde estaba la salvación, en lo textil; la música grabada, bah, debía considerarse material promocional, para regalar. Lo que nadie podía concebir era un futuro sin conciertos.

En esas estamos: pronto se cumplirá un año sin música en directo. Y no tenemos perspectivas de mejoras. Cierto, cierto: hay conciertos en streaming y se celebran recitales en petit comité, pero esas no son soluciones para las músicas que requieren interacción social o grandes audiencias.

Atención: se sugiere requerir que el espectador firme un documento de renuncia a demandar al recinto o al artista, caso de que se contagiara entre la multitud
Pintan bastos para los festivales, aunque sus responsables estén callados: mantienen la teoría de la próxima vuelta a la normalidad mientras atesoran los ingresos de los abonos pagados por los eventos de 2020. Ese colchón económico no está al alcance de los locales de mediano o pequeño aforo; cuando esta pesadilla acabe, descubriremos que ha desaparecido buena parte de esa indispensable red de respiraderos.

Mientras llega la inmunidad de rebaño, no surgen remedios mágicos. La idea de colocar al público en bolas de plástico, puesta en práctica por los imaginativos Flaming Lips, plantea problemas logísticos. Lo mismo con el testeo de los asistentes a la entrada. Tampoco parece que vaya a universalizarse el pasaporte sanitario. Atención: se sugiere requerir que el espectador firme un documento de renuncia a demandar al recinto o al artista, caso de que se contagiara entre la multitud; no se trata precisamente del mejor incentivo para un ritual dionisiaco.


Tendemos a centrarnos en la crisis de los directos, pero el impacto del coronavirus ha sido brutal en otras áreas, con discográficas en estado de letargo, tiendas al borde del cierre, publicaciones que se evaporan. Lo peor de todo: la constatación de que el mundo no considera que el de la música pop sea un sector esencial.

Ya estamos viendo las consecuencias. Bob Dylan, Neil Young y otras superestrellas venden sus catálogos de canciones por, entre otras razones, la sospecha de que, a corto plazo, no volverán a girar o, desde luego, con cachés diferentes. El poder en el negocio musical se ha desplazado a plataformas como Spotify (y a las multinacionales que integran su accionariado). De repente, se ha dejado de discutir sobre la inequidad de los contratos o los excesos en la protección de la propiedad intelectual.

Cuando esto se atenúe, el negocio de la música intentará convencernos de que vivimos en el mejor de los mundos posibles, con los algoritmos de gigantes de las comunicaciones decidiendo por nosotros. En vez de meros conciertos, pretenderán vendernos “experiencias” con precios estratosféricos, a cambio de garantías higiénicas y el máximo confort.

En la gama de artistas disponibles, se potenciarán las figuras cortesanas, dispuestas para cualquier patrocinio. Los nuevos fichajes serán seleccionados por el big data. De rebote, se ahondará el abismo entre los divos millonarios y la masa proletaria, creadores a tiempo parcial y practicantes de géneros minoritarios. Si queremos que el pop cumpla con sus premisas democráticas, habrá que pensar en empezar desde cero. Y desde abajo.

La verdad es que la cosa no pinta bien para el negocio musical...., y un dato curioso el de las ventas de los derechos, no me había percatado que podría estar influenciado por la dichosa pandemia.

La venta de los derechos llevan haciéndola desde hace unos pocos años para acá. No tiene nada que ver con la pandemia. Lo que los artistas dicen es que valen mucho dinero y no generan tanto, de modo que muchos son los que se deshacen de ellos.
Ese tejido que indican: tiendas, publicaciones... estaba bastante herido ya de antes. La verdadera industria que hay detrás de la música es otra: técnicos de sonido, de luces, alquiler de escenarios, equipamiento, camiones etc.

Los festivales están heridos de muerte, vale, ya resurgirán otros, con otro nombre. Quizá este intento de vender entradas a 120€ se caiga del todo y cuando todo vuelva a la normalidad se hagan conciertos normales a precios más normales. Desde luego serán los primeros en salir.

Que existía un problema grave en la música es algo cierto, sin duda, pero la empresa para la que trabaja este señor tiene mucha culpa: Prisa, ticketmaster, y muchos otros. No hablemos de "grandes corporaciones" cuando es muy fácil poner nombres.

Aquí os remito a un artículo de Forbes donde se explican las razones para vender los catálogos. En la opinión del articulista es que valen mucho dinero y se pagan sustancialmente menos impuestos si los vendes que si te beneficias de ellos.
En resumen es como si te cobrasen un 50% de impuestos al alquilar un piso tuyo y al final decides que si por venderlo te cobran el 25% pues lo acabas vendiendo.

https://forbes.es/lifestyle/85660/por-que-estan-los-musicos-vendiendo-los-derechos-de-sus-canciones/

También se comenta lo de la pandemia, claro, pero Neil Young, Stevie Nicks o Bob Dylan que vendieron antes de la pandemia evidentemente lo hicieron por otros motivos.

Que no va a haber giras en el futuro, a ver, Bob Dylan tiene 80 años, Neil Young 76... ¿Cuántas giras más van a hacer? Son realistas. Venden todo y se pegan una jubilación de oro, y sacan un disco si quieren, o no lo sacan y se van a vivir a Benidorm.

Diego Manrique puede ser un reconocido periodista musical. Pero como adivino , creo que puede estar a la altura de sus colegas del Washington Post y sus vaticinios de la muerte de la guitarra eléctrica. Dudo que sepa la comida que tomará mañana o la ropa que vestirá como para conocer el futuro del panorama musical y los conciertos en.vivo.

Exagerado y muy pesimista. Si todos pensáramos así, apañada estaba la raza humana . No llegábamos al 2025 con semejante alegría en el cuerpo.

Diego , hijo : una mijita de coraje o ze te van a devorá tus propio mocoh compare.

Maranello escribió:

Cuando esto se atenúe, el negocio de la música intentará convencernos de que vivimos en el mejor de los mundos posibles, con los algoritmos de gigantes de las comunicaciones decidiendo por nosotros. En vez de meros conciertos, pretenderán vendernos “experiencias” con precios estratosféricos, a cambio de garantías higiénicas y el máximo confort.
En la gama de artistas disponibles, se potenciarán las figuras cortesanas, dispuestas para cualquier patrocinio. Los nuevos fichajes serán seleccionados por el big data. De rebote, se ahondará el abismo entre los divos millonarios y la masa proletaria, creadores a tiempo parcial y practicantes de géneros minoritarios. Si queremos que el pop cumpla con sus premisas democráticas, habrá que pensar en empezar desde cero. Y desde abajo.

Sí, puede que esta situación lo acelere pero con o sin pandemia creo que esto último que dice el artículo, YA estaba pasando.
Salud!!

Maranello escribió:

Si queremos que el pop cumpla con sus premisas democráticas, habrá que pensar en empezar desde cero.

Esa es otra, el pop tiene premisas democráticas. Agárrate que vienen curvas...
Nadie ha simbolizado la libertad y la democracia como Bananarama o Duran Duran. Otro gallo nos cantaría si no se hubieran disuelto Ace of Base.

#9

No te olvides de Mecano... desde que se disolvieron el mundo en general no levanta cabeza.....

Yo creo que cuando acabe la pandemia habrá un pequeño “efecto presa”, y que habrá “hambre” de conciertos. Lo que pienso también es que tiene pinta que eso será el canto del cisne. Lo que vendrá luego no se que será, pero estamos en una época que vamos a vivir muchos cambios