Efectos

Review de Boss GT-1000, multiefectos con emulación de amplis y efectos

Veredicto
La Boss GT-1000 es perfectamente capaz de cubrir las necesidades habituales de un músico que trabaje en el escenario y en el estudio, gracias al enorme control que podemos llegar a tener desde sus pedales configurables, sus posibilidades como interfaz USB y los millones de configuraciones de amplis y efectos (estos últimos de excelente calidad) que podemos crear.

Precio

Boss GT-1000 Review

La Boss GT-1000 no podía haber salido en un momento más difícil y competitivo, en medio de la vorágine de emuladores que cada vez suenan más realistas y a un precio más accesible. Aunque en las últimas décadas la marca japonesa no ha destacado por sus emulaciones de amplificador, la versatilidad y variedad de efectos combinada con la potencia de control de su gama GT lo compensaba, sumado al precio, habitualmente contenido.

Durante el 2017 y 2018 la tendencia de los productos de emulación venía a ser más o menos esta: multiefectos con emulación de amplis, de pantallas, posibilidad de cargar respuestas a impulsos, editor para ordenador o dispositivo móvil, capacidad de conexión USB y posibilidad de ser empleada como interfaz de audio. Tras decisiones de última hora sobre si la GT-1000 podría o no cargar las muy deseadas respuestas a impulsos, la pedalera finalmente cumplió con las características anteriormente descritas. Pero para saber si está a la altura o no de la situación actual y sus competidores, en Guitarristas pasamos un buen rato trabajando con ella, para poderos contar el resultado.

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Aspecto externo y construcción

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El diseño de la Boss GT-1000 es bueno: es sobrio pero tiene algunas innovaciones en la marca, como las luces de diferentes colores para identificar rápidamente nuestros presets y asignaciones de cada pedal. Además el tamaño es muy compacto: normalmente, los fabricantes suelen escoger tamaños grandes cuando se trata de crear el buque insignia, pero en este caso han decidido favorecer que podamos meterla fácilmente en una maleta de viaje pequeña, de esas que pueden llevarse en la cabina del avión. Eso sí, por cosa de tan sólo unos pocos centímetros de anchura, no cabe en un rack (¿quizás a propósito?), con lo que los que planeen ponerla en una bandeja y sustituir su Boss Gt-Pro tendrán que seguir esperando.

También la construcción de los potenciómetros y jacks es buena, así como las sensaciones del pedal de expresión. La única nota discordante es su pantalla. No es una mala pantalla en cuanto a visibilidad o calidad, pero marcas como Line 6, Headrush e incluso Mooer han estado últimamente malacostumbrándonos a las pantallas a color y con una definición notable, con lo que esta pantalla azul pixelada parece ahora cosa del pasado. No impedirá su uso en ningún momento ni será un problema para aquellos a los que no les interesen especialmente los lujos. Es meramente una comodidad que, lentamente, estamos empezando a considerar importante.

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Prestaciones

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Sin duda, el punto más controvertido junto al sonido. Los tiempos actuales son una auténtica locura en cuanto a las prestaciones de multiefectos, y Boss ha tratado de competir. Se ha incluido la posibilidad de añadir nuestras propias respuestas a impulsos, — que es la tecnología de moda —, se pueden hacer ruteos en paralelo con más de un amplificador, tiene dos loops de efecto que podemos ubicar en cualquier punto de la cadena (o hacerlos trabajar como uno solo en estéreo), y obtener dos salidas diferentes con dos procesamientos distintos para mandarlos a línea y a ampli simultáneamente. Pero además se han incluido prestaciones sumamente interesantes, como un cambio de preset de alta velocidad para reducir las interrupciones de sonido, efectos de gran calidad extraídos de su serie de pedales 500, posibilidad de funcionar como tarjeta de sonido (con posibilidad de reamp incluída) y control de los presets desde Bluetooth.

En resumen, la Boss Gt-1000 no anda mal de prestaciones, tiene lo necesario para estar en el mercado hoy en día, pero no supera a nadie de forma clara. Sólo se nos permite cargar cuatro respuestas de terceros, y la selección de amplis no es muy extensa. La interfaz es razonablemente cómoda, pero no es especialmente innovadora (no obstante, siempre tenemos la opción de editar vía Bluetooth), aunque sí hemos quedado contentos con la disposición y la flexibilidad de los footswitches, que da muchas opciones de control en directo. En el terreno de los efectos de retardo y modulación, sí encontramos una gran superioridad respecto a otros productos, ofreciendo una paleta de chorus, delays, reverberaciones y modulaciones de todo tipo excelentes en la mayoría de los casos, con grandes opciones de ajuste. Se nota que Boss ha modernizado esta parte de sus multiefectos, y ha conseguido acercarse al momento actual, en que están de moda reverbs y delays de marcas como Strymon, Walrus Audio, Chase Bliss o similares. Así pues, podemos afirmar que la GT-1000 es una de las mejores opciones del momento para quienes busquen efectos sólidos y elegantes.

Aún así, con el panorama tan saturado de multiefectos que hacen las mismas cosas, tal vez esperábamos que Boss llegase para dar a todos una lección, haciendo uso de su experiencia en el sector. La cosa se estaba poniendo muy interesante en los últimos años con Boss: habían sacado la línea 500 que competía directamente con Strymon a un precio más asequible, y habían lanzado productos muy inteligentes, como el Boss MS-3 (que unía el mundo de los multiefectos con el switching de pedales con una eficiencia sobresaliente). Incluso han lanzado inalámbricos formato pedal, y su propia línea de cables patch a medida para pedaleras. Todo eso nos había creado la expectativa de que Boss podría crear un multiefectos arrasador: quizás con inalámbrico incorporado de de varios canales asignables por preset, tal vez con loops de efecto con true bypass por relé, pantalla a color, o incluso táctil. Reconocemos que probablemente nos excitamos demasiado y comenzamos a imaginar cosas sin tener en cuenta el coste final que algo así puede tener en el mercado. Pero dicen que soñar es gratis, y tratar de atravesar el muro creado por Helix, Headrush, Kemper y Fractal Audio Systems no es tarea fácil.

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Sonido

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En el fondo, hablar demasiado tiempo sobre las prestaciones no tiene sentido: al final lo que queremos es tener un buen sonido, y cuando lo logramos, deja de importar cuántos millones de combinaciones ofrece o deja de ofrecer el aparato que hemos adquirido. Afortunadamente, con la Boss Gt-1000 es más que posible obtener buenos sonidos, gracias al gran nivel de flexibilidad que ofrece, apoyada sobretodo en la posibilidad de elegir diferentes amplificadores, pantallas, usar dos distintos a la vez y usarlos en paralelo si lo deseamos, y ecualizarlo a nuestro antojo. La sensación durante los primeros instantes probándola es que la dinámica ha mejorado respecto a productos anteriores de Boss (aunque la Boss Gt-100 tampoco era un mal antecedente). Los sonidos tienen reacciones interesantes a los diferentes ataques de púa, y en general la sensación al tocar es divertida, incita a soltarse.

Lead con delay
Crunch clásico
Crunch 2
Darkness

Every move you make
Simulación acústica

Cuando exploramos los diferentes amplificadores disponibles combinados con sus pantallas de stock, la paleta sonora es más que suficiente para cubrir todos los estilos habituales. Sin embargo hemos de hacer un apunte: si bien encontramos sonoridades diferentes, no están totalmente alejadas, incluso llegando al punto de que algunos de los modelos se nos antojaron excesivamente parecidos. Casi como hubiésemos usado una ecualización diferente en vez de haber cambiado de amplificador por completo. En cuanto a realismo, los amplificadores son suficientemente realistas para la mayoría de tareas comunes como actuar en directo o grabar demos. Pero no encontramos sutilezas y el nivel de detalle que se sí hemos hallado a veces en emulaciones como las de Universal Audio, Kemper u otros fabricantes, por lo que si tuviésemos que grabar un disco destinado al comercio, probablemente nos decantaríamos por alguno de los últimos, o por el uso de amplificadores reales.

También las pantallas que vienen de fábrica son competentes, pero a veces pueden tender a los sonidos “fizzy”, por lo que la incorporación de la tecnología de respuestas a impulso es algo que se agradece especialmente. Eso no quiere decir que no podamos obtener buen resultado con las que vienen de fábrica: un poco de trabajo combinando la pantalla adecuada con el micro adecuado y algo de ecualización es suficiente para obtener algo más que válido.

No obstante, los efectos son otro mundo: se nota muchísimo el lavado de cara que Boss le ha dado a sus efectos tanto para su serie 500 como para esta GT-1000. Los chorus, reverbs, delays y efectos de modulación son muy agradables, con una claridad magnífica y pueden dotar de interés y personalidad al sonido más insulso. También los efectos que requieren mucha CPU como los armonizadores han sido muy mejorados, y aunque en ciertos presets siguen lejos de la precisión y encanto de Eventide y Fractal Audio Systems, en armonizaciones estándar son muy usables y funcionan bien. Las nuevas reverbs shimmer y los delays sofisticados son un lujo, y al poder poner varios bloques de cada tipo, podemos crear tapices sonoros muy interesantes. Una pedalera totalmente recomendada para los amantes de los efectos, posiblemente la mejor pedalera de suelo en esta asignatura junto al Ax8 de Fractal.

Solo blues
Hard Rock
Shimmer
Lead crunch reverb
Policeman

En el terreno de la combinación con amplificadores reales, la Boss GT-1000 nos ha dado buen resultado, tanto en sistema de cuatro cables (a pesar de no tener un loop de efectos especialmente optimizado para ello) como en otras modalidades de conexión. Incluso sucedió algo inesperado mientras la probábamos: en un momento determinado de las pruebas, estábamos enviando la señal final de la Boss Gt-1000 por el input de un Marshall Origin 50. Por error, teníamos activada la emulación de altavoces, algo que en general suele ir en detrimento del sonido cuando se está trabajando con el input de nuestro ampli, pero contra toda expectativa, el sonido incluso mejor que sin ello activado. Lo interpretamos como un signo de la versatilidad de la pedalera, y como un augurio de que posiblemente podamos hacer con ella mucho más de lo que dicta la teoría.

Tremolo
Lucky Man
Lotta Love
Rotary
Water smoke
Space Wall

Conclusiones

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La Boss GT-1000 es perfectamente capaz de cubrir las necesidades habituales de un músico que trabaje en el escenario y en el estudio, gracias al enorme control que podemos llegar a tener desde sus pedales configurables, sus posibilidades como interfaz USB y los millones de configuraciones de amplis y efectos (estos últimos de excelente calidad) que podemos crear.

Dicho esto, no vemos una superioridad clara frente a otros competidores evidentes como el Headrush Line 6, Headrush Pedalboard o — tal vez de un segmento de precio diferente — Kemper o Axe Fx. Más bien se ha quedado algo corta en algunos aspectos, posiblemente no esenciales para la mayoría de nosotros, pero que la perjudica en una comparación directa, más aún considerando el precio de salida, no muy alejado de sus competidores.

Sin embargo, si a algunos multiefectos le restamos la parte de emulación de amplis, tal vez nos quede un producto algo debilitado; en cambio con la Boss GT-1000 seguimos teniendo una colección de efectos muy, muy seria. La experiencia de Boss en ese campo se nota mucho, por lo que si lo que buscamos una pedalera para completar un sonido de ampli que ya poseemos, tal vez sea una de las opciones más indicadas. Además, en casi todas nuestras pruebas combinándola con un amplificador real el resultado fue muy satisfactorio, por lo que no es una mala opción para aquellos que quieran una pedalera compacta y fácil de transportar que no sólo elimine la necesidad de comprar efectos individuales, sino que también permita controlar los canales de nuestro ampli en cada preset y hacernos la vida un poco más fácil.

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