Leía sobre él hace poco "parece sacado directamente de un concierto de los 90". El de Yungblud no ha sido un caso del todo único, pero nos sirve de sobras para hablar de un perfil especial: músicos jóvenes que ahondan no sólo en la música rock, sino también en su estética, y las intrincadas normas que lo caracterizan.
Con solo 28 años, no solo ha actuado en los grandes festivales de todo el mundo, es que ya tiene su Epiphone signature, se codea con artistas de primera línea de todo el mundo, fue invitado a la despedida de Black Sabbath en Birmignham — probablemente uno de los eventos de metal más importantes desde que el metal es metal — y ahora, lanza un tema sacado de un futuro EP de 5 temas con Aerosmith, para la cual el grupo se ha dejado ver con él extensamente en numerosas fotos. No es un "te mando unas pistas de voz y las juntáis", no, no. Fotos juntos para que "se nos vea con Yungblud".
En la foto, parece que Yungblud haya asaltado el armario de Scott Weiland de Stone Temple Pilots. Aunque la estrategia de promoción de Dominic Richard Harrison, que así se llama en realidad, está obviamente adaptada a los vehículos actuales — Instagram, Tik Tok y demás — su mundo estético y su actitud no nos será nada desconocida a los que ya peinamos canas. El look, la ropa, la actitud en el escenario, su imagen de activista diciéndole a los jóvenes que salgan a pedir lo que quieren, y en numerosos momentos, su música, parecen un revival de algo que podría haberse dado en el algún punto diluido entre el punk y el rock/grunge de los 90.
Una conexión directa a "algo" del pasado, que a los cuarentones nos causa un nostálgico déjà vu, pero que posiblemente a los jóvenes pueda resultarles novedoso como nos lo pareció a nosotros en su momento. Para ellos hay una estética de una persona físicamente en forma y con buena presencia (importante), exitosa aunque con una mirada atormentada tras un cigarro encendido, pansexualidad estilo David Bowie, rebelde y con un discurso cargado de activismo... Vamos, lo clásico.
No tan lejos está de cómo hacen las cosas Greta Van Fleet, Manneskin, Ghost o Machine Gun Kelly en algunas etapas. Cada uno ha elegido su género, y han creado de forma distinta su persona, pero todos ellos tratan de recrear, miméticamente, un momento del pasado que está conectado a nuestras infancias o adolescencias. Estoy seguro de que ahí también tienen un gran papel los fotógrafos y directores de vídeo, profesionales que suelen ser absolutos maestros a la hora de captar las sutilezas que definen una época y un género.
No perdemos de vista que la escena es la que es: Ariana Grande, Taylor Swift, Rosalía, Bad Bunny y otros vocalistas son los que llevan la voz cantante — chistaco — en el mundo actual, pero no sólo existe eso. Hay mucha más gente, muy diferente, llenando salas y hasta estadios, haciendo música de lo más variada. Y Yungblud es uno de ellos.
