nachitro escribió:
¡¡ ODIO ESA PALABRA TAN DESPECTIVA !! "negro, negros"
Afroamericano, de color, moreno, para mi juicio es mas adecuado y menos insultante y no da lugar al racismo sino el respeto a las razas.
Hola:
No hay nada tan racista como llamar gente de color a los negros. Un negro es un negro no una "gente de color". Por no entrar ya en raciocinios más anti-estupideces (¿acaso no somos todos gente de color?, o ¿un moreno es un negro? o ¿un
afroamericano blanco es albino a cojones?)
La gente dice lo que le dicen que diga en en lugar de decir lo que la razón le dicta seguir, pero la razón no la enseñan en la tele claro... Si no ha sonado duro es que no se entiende lo que digo.
Por otra parte dejo un texto copy&paste:
mimesacojea escribió:
Correcto
–Partes son ésas –respondió el del Bosque– no sólo para ser condesa, sino para ser ninfa del verde bosque. ¡Oh hideputa, puta, y qué rejo debe de tener la bellaca!
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA. “El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha"
Lo malo de ser un varón blanco heterosexual de metro ochenta con las facultades mentales dentro de la media es que no puedes decir absolutamente nada gracioso sobre una enana negra lesbiana con síndrome de Down sin que el grueso de la población mundial se te eche encima. A este fascinante mecanismo de control social se le denomina “corrección política”.
La corrección política ha conseguido que los libros de estilo de los periódicos sean actualizados con más frecuencia que los antivirus. Un buen día, por ejemplo, los paralíticos dejaron de ser paralíticos para ser inválidos. Entonces a alguien le pareció que inválido era una palabra horrible y dejaron de ser inválidos para ser minusválidos. Pero el minus le sentó mal a alguien, y pasaron a ser personas con movilidad reducida, que es lo que son ahora hasta que algún gilipollas diga: “¿Reducida? ¡¿Cómo que reducida?!”
Dicen algun@s que la palabra coñazo es machista a no ser que sea empleada en un sentido literal, algo así como: “¡Ven aquí, que te como el coñazo!” En ese sentido no es machista, ¿vale?
El problema es que, si hacemos caso a esa gente, hay palabras, como coñazo, que correrían el riesgo de desaparecer para siempre de nuestro idioma. Porque, seamos serios, ¿en cuántas conversaciones surge la necesidad de referirse a un “coño grande”? Eso por no hablar de lo relativo que resulta el tamaño del órgano sexual femenino (así, en frío, no soy capaz de saber si alguna vez en la vida he visto un coño notoriamente más grande que otro).
Si echamos mano de la etimología sin conocerla demasiado, como hacen los detractores del “lenguaje machista”, nos encontramos con otras expresiones que podrían llegar a ser muy problemáticas. No creo que a los liberales de izquierdas les haga gracia la expresión “hacer algo a derechas” como sinónimo de hacerlo bien. Y no creo que a los conservadores les guste la expresión “tener mano izquierda” referida a tener maña. ¿Y qué me decís de “adiós”? Como ateo, podría negarme a encomendar a Dios a las personas de las que me despido y negarme a que ellas lo hagan conmigo ("Eh, tío, Dios no existe, dime 'ta luego").
"Puta", hermosísima palabra española, presente incluso en nuestra más destacada obra literaria, como puede verse en la cita de arriba, es ahora una palabra perseguida. Más que eso, es un símbolo, el orgulloso estandarte de las palabras prohibidas.
Al parecer, en España los hombres ya no van de putas, sino de profesionales de la prostitución o mujeres víctimas de la explotación sexual. Con todo mi respeto hacia las putas y hacia su situación personal, ¿realmente necesitamos tanto background para que nos coman la polla por dinero? Es como si entramos en una Nike Store y pedimos “unas piezas de material sintético cosidas por menores chinos sin hogar en disposición tal que calienten nuestros pies” en vez de pedir unas zapatillas.
La manipulación del lenguaje ha llegado a tal grado que ahora, cuando un hijo de puta corre a hostias a su señora, para algunos resulta que es "terrorismo machista". Terrorismo, nada menos. Y claro, si el maltrato, luego llamado violencia de género, luego llamado violencia machista ahora resulta que es terrorismo, no tardará en llegar el día en que decir “coñazo” o “cojonudo” se considere apología del susodicho. O colaboración con banda armada, vete a saber.
Es lo que tiene vivir en un país de ricos con preocupaciones de ricos, que el hombre ya no viene del mono. Ahora es la persona quien viene del simio. Tócate l@s huev@s...
La gente es gente, y la hay blanca, negra, amarilla, roja, café con leche y los apaleados les llamamos violetas.
Los que han escrito la historia del racismo son los mismos que nos dicen que no lo seamos, hipocresía barata para gente barata.
Un saludo