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Historia y análisis de la guitarra eléctrica: Gary Moore, Still Got The Blues

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Introducción

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El pasado mes el mundo de la guitarra sufrió una gran pérdida al conocerse el fallecimiento de Gary Moore, uno de los guitarristas más interesantes del último tercio del siglo XX, que representó de una forma soberbia dos de los estilos más populares en la historia de la música moderna: el rock, y el blues.

He decidido centrarme en el disco Still Got The Blues, uno de los trabajos más intimistas de Gary, con temas que han quedado para siempre en la mente de músicos y melómanos de todo el mundo, traspasando la frontera generacional, y llegando a públicos dispares.

Podría haber elegido muchos trabajos de Moore como homenaje; que quede claro que, escoger este en particular, ha sido una decisión basada en la popularidad, y en la importancia que tuvo este LP para el blues, no en la forma o innovando, sino llevando un género que comercialmente parecía condenado a la orfandad de nuevo al lugar que le correspondía.

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Contexto musical y social

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Corría el año 90. Steve Ray Vaughan estaba a punto de morir en un trágico accidente. Los grandes dinosaurios del blues comenzaban a desaparecer de la escena musical, bien fuera por la ley de la vida, enfermedades, o simplemente el agotamiento y las ganas de disfrutar del tramo final de sus vidas en paz. Algunos, como BB King o Collins permanecían al pie del cañón, derrochando calidad, pero ya no podían ser ídolos para las nuevas generaciones.

Bonamassa era un infante, aunque ya había impresionado al mundo subiéndose al escenario con los grandes y mostrándose muy capaz. Sin embargo, su hora aún no había llegado y nadie parecía despertar el interés de las grandes masas en el panorama de bluesmans.

Curiosamente, en esa época el rock y el blues parecían condenados a no entenderse, a pesar de ser hermanos en sus orígenes. Los nuevos guitarristas de rock eran muy diferentes, y no bebían de las aguas del Missisipi. Solos vertiginosos, distorsiones que parecían relegar los overdrive al ostracismo, preponderancia de la palanca, y una forma estética de concebir la música, habían relegado los tradicionales solos expresivos y el toque "bluesy" a la nada.

Genios como Johny Winter se dedicaban a tocar en pequeñas salas, los fabulosos Thunderbirds agotaban su propia esencia, y el blues tejano parecía cerrar filas en una forma musical que no rompía sus propias reglas.

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El blues se convertía popo a poco en un género de otra época, que no incorporaba las nuevas formas musicales y huía de toda forma de innovación y de la vertiente más técnica de la guitarra. Una música endogámica, de barrio, con pequeños coletazos en artistas modernos que hacían referencias a los clásicos, y algunas citas a pie de página en revistas especializadas. El género no vendía, y en la industria musical, eso significa el final.

Tal vez, el auge de la informática, de las tecnologías digitales, los modernos sintetizadores, y la preponderancia de lo visual, tenían algo que ver. Se gestaba la explosión de internet en el mundo, los niños jugaban con las primeras consolas de Sega y Nintendo y se olvidaban de la vieja guitarra de papá. Los que se atrevían a coger una guitarra desconocían qué era un slide, quién era Robert Johnson, o la importancia de un bend con vibrato.

Los únicos vestigios del blues recaían sobre grupos de rock, como ZZ Top, o los famosos bends con vibrato de Slash, pero las tonalidades mayores, características del estilo, ya no estaban "de moda". Críos de 13 años tocaban lineas de tapping que igualaban a Nuno Bettencourt, pero al contrario que los guitar hero, desconocían el origen del rock, el estilo paterno que lo originó todo.

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Las letras clásicas del blues ya no significaban mucho para las nuevas generaciones. Las mujeres dejaban paso a la indolencia y la queja silenciosa, transformada en una corriente que pasaría a llamarse grunge, y que aglutinaría muchas bandas con reminiscencias del estilo (Soundgarden, Pearl Jam) que los chicos no sabían reconocer.

El espíritu adolescente no olía a blues... La generación X ignoraba a BB King y Hendrix, solo eran nombres en las listas de Guitar Player o Rolling Stone.

El gran ídolo moderno, Eric Clapton, parecía disfrutar más de sesiones acústicas con artistas pop y reversionaba una y otra vez sus temas, sin tratar de incorporar nuevas joyas en un repertorio ya de por si extenso. La época contestataria con la melena al viento, y el alcohol y las mujeres por bandera, dejaba paso a la madurez y un cierto grado de acomodamiento. Era el propio espíritu del blues, que huía del mundo para recluírse en si mismo. Solo los bluseros conocían a los bluseros, y el circuito sobrevivía gracias a cientos de bandas anónimas que tocaban noche tras noche en las pequeñas salas de todo el mundo. A pesar de su estado, el enfermo seguía siendo fiel a si mismo. Mayall y compañía parecían disfrutar de su escasa fama. El blues no estaba muerto. Nunca moriría. Y faltaba poco para demostrar que podía aceptar cambios...

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¿Gary deja el rock?

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No deja de ser una pregunta retórica. En realidad, Gary nunca dejó el rock. Pero tampoco el blues. Cualquiera que haya seguido la discografía de este grandísimo guitarristas, desde sus comienzos en Skid Row (no confundir con la banda de los 80), a sus trabajos con Thin Lizzy, verá que el blues siempre formó parte de Gary. Su alma era azul, siempre lo fue. Y a la vez, el rock, e incluso el heavy, luchaban por hacerse un hueco en un alma que siempre fue negra, lo más negra que puede ser un alma irlandesa.

Es evidente que Gary nunca fue un blusero al uso, al menos hasta 1990. El influjo del rock era patente, la mayor parte de su música y, sobre todo, sus solos, tenían el regusto de la tonalidad menor que tanto abunda en el rock y el heavy. Su sonido era puramente rockero, distorsionado, agudo, con garra. La Les Paul chillaba, en lugar de sacar notas redondas y suaves. Gary era el puente entre dos estilos que siempre fueron de la mano. No se puede comprender el rock sin el blues, y el blues moderno, el blues desgarrador y fiero, parte de figuras antológicas del rock, como Jimi Hendrix, al que Gary homenajea en la portada del disco que nos ocupa.

Y es que hay que conocer los orígenes, su amor por Jimi, por Mayall, por Albert Collins o BB King, o por Peter Greene, quien lanzaría su carrera, impresionado por su buen hacer con el instrumento. Por mucho que Gary destacara en el rock/heavy de los 70 y los 80, su base, como la de todos los guitarristas de rock de los 70 (Page, Blackmoor, Kossof), era el blues. La diferencia es que su eclosión fue más tardía, ya que Page o Kossof siempre se matuvieron muy cercanos a su base, haciendo constantes incursiones en los terrenos del blues, algo que Gary rehuía en mayor medida.

Todavía tengo el blues, el sonido de un clásico

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Es importante entender que lo anteriormente explicado hizo de la primera obra puramente bluesy de Gary algo diferente. Un disco que combinaba la energía del rock con el sabor agridulce del blues. Añejo, pero moderno, con un sonido crudo pero a la vez más definido. Virgin, una de las grandes discográficas, sabía lo que hacía. El llamado "blues eléctrico", tan en boga hoy en día, estaba a punto de entrar en la MTV. Un proyecto comercialmente arriesgado y ambicioso, ya que el blues nunca fue un género comercialmente mayoritario, a pesar de las grandes figuras con las que contaba.

Sin embargo, la fusión de ambos géneros siempre había resultado fructífera, y eso Gary, el rockero con alma de bluesman, también lo sabía. De ahí que nunca renunciara a su otro lado, más salvaje, como demuestran temas como Pretty Woman, con retazos de blues inmersos en un sonido puramente hard-rockero.

No hay que olvidar, y esto es muy importante, que Gary fue coproductor de este disco, junto a Ian Tylor, al contrario que en sus anteriores trabajos, dónde no colaboró en la faceta productiva. Esto se nota en los matices sonoros del disco, la forma de destacar el trabajo de la guitarra, el propio sonido solista, cortante, muy definido, así como una curiosidad en la faceta vocal.

Y es que, en lugar de utilizar el tipo micro de estudio (micrófonos de condensador, con mucha más capacidad para captar el rango de frecuencias que alcanza la voz), Gary utilizó el famoso Shure SM-58, en su versión mejorada (beta), un micrófono tipo dinámico (con menos captación de frecuencias) que, a priori, es menos apto para grabaciones y más para directo, ya que ecualiza naturalmente la voz e impide una posterior ecualización "real" en estudio, al dejar ya marcadas ciertas frecuencias.

De ahí el sonido "en directo" que adquiere el álbum, con una reverb muy natural, fruto del estudio de grabación, y con ese toque que da un micrófono de directo clásico, como es el shure SM-58 beta.

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Destaca también el tono de la combinación de su Gibson Les Paul con el clásico sonido Marshall, muy superior en overdrive y distorsión, y algo menos destacable que otras marcas (como Fender) en limpios.

Mucho se ha especulado con la combinación utilizada por Gary Moore en este disco. Lo cierto es que el sonido proviene de una combinación más básica de lo que parece, una Les Paul, un delay con el feedback bajo y la mezcla a un nivel intermedio, y probablemente, un pedal sustainer (compresor que suma sustain a la señal, alargándola), además de los ya mencionados amplis Marshall.

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Existe mucha especulación acerca de la Les Paul que utilizó, ya que algunos dicen que fue la Les Paul que le había regalado Peter Green, con la pastilla del puente colocada al revés (haciendo contrafase, lo que produciría anulaciones de frecuencias que derivan en un timbre peculiar), además de tener una tapa flamígera de algún material diferente al modelo standard de Les Paul.

De igual manera, esto no deja de parecer una mera especulación, magia de hombre blanco que dirían los bromistas, ya que el sonido de Gary no es tan difícil de obtener con una Les Paul standard y un marshall (o incluso una emulación de marshall). Lo realmente complejo es conseguir su expresividad, que es lo que realza esos matices sonoros propios de la Les Paul, una guitarra de mástil encolado que ya tiene un sustain natural y un tono cálido, y que permite hacer juegos con alta ganacia y mucha presencia y brillo sin caer en sonidos estridentes y desagradablemente agudos/chillones.

Muchas veces olvidamos que el equipo, sin duda importantísimo, es como mucho un 50% del sonido. El resto lo hacen detalles como la angulación de la púa, la colocación de los dedos, la forma de desplazarse, el ataque más o menos profundo, o el manejo de las dinámicas de volúmen. De ahí que muchos guitarristas y youtubers hayan tratado de acercarse al sonido de Gary Moore sin conseguirlo, puesto que logar el sonido es solo una mínima parte del trabajo, siendo la más importante hacer sonar la guitarra.

Hay que hacer hincapié en el sonido de guitarra. Si bien tiene un timbre cálido y grueso, al más puro estilo Les Paul, abunda la ganancia, así como la presencia y los agudos, algo que, hasta ese momento, no era patrimonio del blues, sino del rock y el hard rock. En ese sentido, Gary supo atraer el buen sonido del rock y transformar, una vez más, el llamado blues eléctrico, yendo un poco más allá, y sumando las características tímbricas del rock/hard-rock, a la expresividad más propia del blues, y la calidez tonal del mismo.

Algo similar pasa con la voz, que es desgarradora a nivel expresivo, pero mucho más limpia de lo habitual en el blues, haciendo muchísimo uso del resonante de cabeza, no tan utilizado en el blues, y de tonos agudos muy cercanos al rock. Aún así, el vibrato y los giros, así como las modulaciones, son inherentemente bluseros.

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Estilo, composición, interpretación...

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En cuanto a los músicos, el plantel de invitados es espectacular. El ex-beatle George Harrison, el genio del blues Albert Collins, Don Airey (Whitesnake) a los teclados, Stuart Brooks a la trompeta... Todo esto se refleja en la elegancia y el buen gusto que destila la grabación, con armonías que se entrelazan sin tensiones excesivas, pero también sin caer en la previsibilidad. Y todo ello, permitiendo respirar las lineas de guitarra, constantemente presentes y protagonistas, y elevando el tono de voz, grave, mesurado, pero enérgico.

En cuanto al disco, es blues puro. Tal vez predomine el toque menor típico del rock, sobre todo en los solos (un claro ejemplo es Still got the blues), aunque temas como Movin On, escrito por Gary, son una representación genial de la mezcla de melancolía/vitalidad que otorga al blues la mezcla de las tonalidades mayor/menor y el uso de dominantes. Aún así, al contrario que otros bluseros, como SRV o Johnny Winter, Gary suele preferir el uso de pentatónicas modales casi de una forma constante, e incluso incorpora en muchos temas el uso de la escala menor armónica, con la tensión tritónica propia de la escala, y a la vez con un aire clásico que también empapa el hard-rock.

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Las versiones son una constante, y están genialmente llevadas. Un clarísimo ejemplo es el clásico Walking by myself, de Jimmy Rogers, un tema que tenía varias décadas cuando Moore lo versionó, y que subió de tono para adaptarlo a su timbre, más rockero. Además, lo llenó de golpes rítmicos para darle más fuerza y vitalidad, consiguiendo así una versión muy viva, que llega a superar a la original.

Otra gran versión es As the years go passing by, un clásico por antonomasia del buen blues, cuya autoría original pertenece a Deadric Malone. Se trata de un maravilloso blues menor que ha sido versionado, entre otros, por Albert King (tal vez la mejor versión), Carlos Santana, Jeff Healey... En esta versión, en la que domina una guitarra muy comedida, con mucha menos ganancia, Moore demuestra realmente su capacidad como intérprete de blues, fuera de toda duda, batallando con éxito en un campo complicadísimo, ante rivales titánicos que habían dejado el pabellón muy alto antes que él, y resolviendo estupendamente una melodía preciosista y a la vez intimista.
Otras versiones de este disco son Stop Messing Around (Cliffor Davis y Peter Green, uno de los padres interpretativos de Gary Moore), un blues mayor de estructura clásica que Gary toca con muchísima fidelidad respecto al original, All your love (Otis Rush), un tema en tonalidad menor que se mueve entre el blues y el rock y que cuadra perfectamente con el estilo híbrido de Gary (además de adaptarse de una forma insólita a su rango de voz), o Too Tired, otro de los singles del disco, que de nuevo es representado de una forma más clásica y con niveles de ganancia muy reducidos. En este caso incluso la voz de Gary parece relajarse y acudir a tonos más graves y profundos, al estilo clásico del blues.

Temas de factura propia, como Texas Strut, se acercan mucho más a la vertiente más eléctrica y vital del blues, y si bien Gary demuestra que se mueve como pez en el agua con el uso de la pentatónica menor y el añadido de la nota de blues (quinta bemol), la tonalidad del tema es claramente un blues mayor, repleto de dominantes, lo que le dota de un sentido muy enérgico y acorde al propio estilo de Moore, rabioso, rápido, impetuoso.

En King of the blues la sección inicial es dominada por los vientos, para luego romperse con la entrada de la guitarra y un clásico sonido de órgano estilo hammond, y una linea vocal que nos recuerda al mejor Steve Ray Vaughan, gritándole al Missisipi que Gary es el nuevo rey del blues.

En Midnight blues Gary vuelve de nuevo al difícil blues menor, mucho menos rico en cuanto a la armonía de los solos (que no de las progresiones armónicas), y más dependiente de la expresividad, tanto a nivel de guitarra solista, como en la voz, melancólica y evocadora.

Llegados a este punto hay que resaltar los "intangibles" de esta obra maestra. Arreglos de vientos, espectaculares y siempre presentes, llevando completamente el peso de los temas a nivel rítmico, aunque apenas se note, cuerdas que parecen flotar por encima de la mezcla, y una batería con un dominio sensacional de las dinámicas, casi más cercana al jazz que al blues, que tan pronto se basa en un charles comedido y con leves acentuaciones, como se pasa a una caja con un gran sonido, lleno de matices, o vuelve a un lugar secundario para dar espacio a una linea de bajo suave, pero omnipresente.

Al final estos arreglos son, junto al fantástico sonido, y la interpretación casi imposible de la guitarra y la voz de Gary Moore, lo que convierten Still Got The Blues en uno de los discos de blues más grandes de la historia, además de uno de los discos más vendidos por cualquier intérprete musical en solitario.

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Todo esto se reflejó en las cifras de ventas, espectaculares, con un álbum que se mantuvo nada más y nada menos que 26 semanas en las listas, llegando al número 13 tras hacer su aparición el 7 de abril de 1990 en el Reino Unido.

Respecto a los singles, fueron los siguientes:

1. "Oh Pretty Woman"

2. "Still Got the Blues (For You)"

3. "Too Tired"

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Los temas que más han calado a lo largo de los años han sido Still Got The Blues, que a pesar de la famosa demanda por plagio (plagio demostrado según los tribunales) de la que hablo en la sección de anécdotas, eclipsó y sigue eclipsando al resto del disco por su inconfundible vibrato, y Oh Pretty Woman, un clásico del rock-blues que fue escrito por A.C. Williams, y cuya versión a lo Gary Moore podemos escuchar en casi cualquier jam de blues en diferentes ciudades del mundo.

Aún así todo el disco está considerado una obra maestra, por su inconfundible toque, sus matices interpretativos, su vibrato desgarrador, y su limpieza, a pesar de utilizar una buena dosis de distorsión, además de inconfundible tono de voz de Moore.

Definitivamente, esté donde esté, Gary Moore aún tiene blues.

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Tracklist

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01, Moving On

02, Oh Pretty Woman

03, Walking By Myself

04, Still Got The Blues

05, Texas Strut

06, Too Tired

07, King Of The Blues

08, As The Years Go Passing By

09, Midnight Blues

Anécdotas

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Gary comenzó su verdadera carrera en grupo en Skid Row. Ese nombre no ha pasado a la historia por la banda "original", sino por la banda de los años 80, perteneciente a la nueva ola del heavy/glam.

La banda Skyd Row ya contaba con Phil Lynnot, a la postre, líder de la banda Thin Lizzy, en la que desarrollaría buena parte de su carrera Moore.

El motivo solista del tema "Still got the blues" es un plagio reconocido. Un tribunal de Münich le dio la razón a Jürgen Winter, autor del tema Nordrach y condenó a Gary Moore, que tuvo que pagar daños y prejuicios al autor.

Than kind of a woman fue escrita por George Harrison, que colabora así como compositor, además de como intérprete. No es una versión, sino un tema que Harrison escribió para este disco.

Moving on fue lanzada como single solamente en el mercado español, algo que no ocurrió en ningún otro mercado salvo Alemania, donde lanzaron otro tema como single.

De los singles del disco (3), dos son realmente versiones. Solamente Still Got The blues, que finalmente fue considerado un plagio (parcial, ya que se trata de la melodía de guitarra, no la linea de voz) es de autoría propia, algo bastante extraño en un disco moderno. En cierto sentido Gary se acercó al espíritu del blues más añejo, en el que era muy típico que los singles fueran versiones de temas antiguos (Albert King o BB King hacían esto a menudo. También Eric Clapton, con temas como Cocaine, del fabuloso J.J. Cale)

Gary fue el impulsor publicitario, sin pretenderlo, del nuevo modelo de micrófono dinámico de Shure, del que era un apasionado, al grabar el disco con el SM-58 beta, que a pesar de ser un micrófono dinámico, ha sido utilizado desde entonces en estudio dada su gran respuesta dinámica y su modelado natural de la curva de ecualización de la voz.

Muchos técnicos lo consideran muy adecuado para blues desde entonces, ya que "naturaliza" la ecualización y el timbre de la voz blusera sin necesidad de acudir a ecualizadores externos y procesos artificiales, lo que convierte a Gary en un pionero de la grabación moderna.

Gary Moore estuvo en un grupo de jazz fusión en sus comienzos, Colosseum II, si bien su estilo tocando era bastante más rockero/blusero que jazzero, aunque supo adaptarse perfectamente. Posteriormente rememoraría su vena jazzera en distintas colaboraciones en directo.

Fuentes

Página oficial de gary moore.
Página oficial de virgin.
Diversos artículos de wikipedia en inglés y español (still got the blues, gary moore, blues, thin lizzy, colosseum II, shure beta sm 58...)
Amazon.com
Discogoogle
Entrevista Guitar player (año 90)
Apuntes de cursos oficiales de técnico de sonido
Guitarristas.info (diferentes topics)
woodytone.com
http://guitarfoundations.blogspot.com/
http://anecdotariodelrock.blogspot.com/
http://www.discoogle.com

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