Teoría y técnica

Derribando el mito de feeling/técnica: introducción a la expresividad

¿Qué es la técnica expresiva? ¿Se puede mejorar? ¿Es incompatible con la técnica tradicional?

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BB King, Satriani, Joe Bonamassa, Petrucci, Van Halen, Dimebag Darrell, Wes Montgomery, Marty Friedman, SRV, Mike Akerfeldt... Todos ellos son grandes guitarristas, auténticos ídolos de masas en todo el mundo que, aparentemente, no tienen mucho que ver entre si.

Unos son más técnicos, otros se basan más en patrones melódicos, unos tocan blues o jazz, otros rock o metal... pero todos ellos tienen algo en común: una gran expresividad, un toque propio que les define y hace que sean únicos.

A este respecto, existe un debate interminable sobre ese toque, esa magia. ¿Es un talento innato, o puedes desarrollarlo? Y, como casi todas las respuestas a debates de este tipo, las conclusiones son claras. No todos somos iguales, no todos tenemos el mismo talento, pero todos tenemos un amplio margen de mejora.

Uno de los grandes problemas de la enseñanza de música moderna es la falta de hincapié en las llamadas "técnicas expresivas", que si se explican (aunque superficialmente) en centros de enseñanza de música clásica. Por supuesto, existen excepciones, pero, por norma general, hablamos de un vibrato o un bend como si fueran técnicas mágicas o dependieran de la inspiración de los Hados, y no es así. Esto ha llevado a una situación límite en la que el estudiante se siente completamente perdido, y llega a pensar que es torpe o que no puede expresar. No encuentra el modo de trabajar ese aspecto y se siente frustrado, por lo que dedica todos sus esfuerzos a la técnica tradicional, al llegar a la conclusión (casi siempre errónea) de que no tiene talento o "feeling".

Este conjunto de técnicas que hacen que nuestro sonido mejore, que las notas sean más expresivas y transmitan más, es el conocido, precisamente, como técnicas de expresividad, y es una faceta técnica de tanta importancia (o mayor) como la técnica más física, de velocidad, precisión y digitación. Y si, se puede estudiar. Al igual que en la técnica de velocidad hay limitaciones y personas con más talento, muchas personas se verán expresivamente limitadas y otros serán capaces de expresar sin apenas esfuerzo o estudio, pero eso no implica que no haya un espacio para la mejora, incluso que alguien a priori expresivamente torpe, pueda llegar a alcanzar un grado de maestría.

Técnica vs Expresividad

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Enfocándolo desde este punto de vista, es casi imposible entender que alguien pueda tachar a guitarristas de la talla de BB King o Dave Gilmour como "poco técnicos", mientras que guitarristas como Rusty Cooley u otros se consideran muy técnicos, incluso virtuosos, término completamente errado, ya que virtuoso no es el que toca rápido o preciso, sino aquél que posee la virtud de interpretar piezas o temas mucho mejor que los demás (lo cuál incluye la técnica expresiva).

En nuestro instrumento se añade además un problema derivado de la cerrazón de la comunidad guitarrística, y es esa absurda tendencia a considerar el toque como algo "inmóvil", que apenas puede mejorar. Así, vemos cómo la gente parece sorprenderse cuando un guitarrista expresivamente mediocre termina dominando la expresividad, lo cual no tiene por qué ser fruto de una inspiración divina, sino del propio trabajo y los años pasados con el instrumento o, simplemente, de una mayor madurez y comprensión de los elementos más importantes de la técnica.

Esta tendencia ha hecho que, a lo largo de los años, los guitarristas con un método de estudio más planificado, descuidaran el estudio de esa faceta expresiva, mientras que los guitarristas que, sabiéndolo o no, estudiaban expresividad, descuidaban las facetas de precisión y velocidad. Como resultado, hemos obtenido dos comunidades guitarrísticas herméticas y endogámicas, cuyos talentos están restringidos por su propia imposibilidad para entender que ambos caminos deberían llevar al mismo lugar.

El ejemplo perfecto es la radicalización de dos estilos, blues (con una gran técnica expresiva, pero cuyos acérrimos seguidores suelen descuidar por completo la técnica "tradicional") y metal (en el que la técnica de velocidad y precisión suele estar muy desarrollada, mientras que se denosta la técnica expresiva), estilo que, además, tiende a hacer rutinas excesivamente cuadriculadas y físicas, lo que puede llegar a estancar la creatividad.

El radicalismo que se da en estas dos comunidades es casi comparable al fanatismo religioso, llegando a menospreciar a músicos con una capacidad fuera de toda duda, o incurriendo en verdades dogmáticas que se basan simplemente en la idea, nunca fundamentada, de que en la vida todo es blanco o negro (en guitarra, velocidad o feeling).

A medio camino nos encontramos con estilos como el jazz, el funky, o incluso el hard rock, estilos en los que, por norma general, se valora un promedio de ambas facetas, resultando músicos más completos en el plano interpretativo. Por desgracia, son los menos. Tratemos de fijarnos en esos músicos para poder interpretar mejor y transmitir lo que pasa en el interior de nuestras cabezas (o de nuestro corazón)

El camino a seguir: Técnica y expresividad.

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He citado músicos como Bonamassa, Mayer, Satriani... Todos ellos son capaces de desenvolverse por igual en un solo melódico, con un especial énfasis en la expresividad y sus diversas técnicas, en un solo con garra y furia, o en un pasaje rápido. Además, sus notas llevan una pulsación exquisita, están bien digitadas, y dominan todo tipo de técnicas.

Cuando un guitarrista es "técnico", ya tiene mucho ganado. Su digitación es buena, su pulsación también, lo cual supone un conocimiento implícito de la "química" con la guitarra; es un músico que sabe cómo hacer sonar bien su instrumento. Por esto mismo, no tiene lógica alguna pensar que un músico técnico no puede afrontar con seguridad una rutina para mejorar la expresividad. Conoce los movimientos a realizar, conoce el tempo, las figuras, y ha interiorizado los conceptos.

Algo similar ocurre con los guitarristas expresivos. Un guitarrista con "feeling" suena bien con un par de notas, lo cual implica que pulsa y digita bien, lo haga rápido o lento, y que tiene precisión. Sus movimientos pueden ser demasiado repetitivos o estar estancado, pero no por falta de capacidad, sino por un método poco rutinario y la costumbre de aprender libremente, sin método como tal. Pero lo cierto es que, si tienes la precisión, tu camino está hecho, lo demás es cuestión de práctica.

Recuerdo un consejo de Steve Vai para la revista Guitar Player (si bien no recuerdo el número). Vai decía que, para mejorar el toque, debías tocar una secuencia de 3 o 4 notas, y variarla durante horas, sin incluír ninguna nota nueva, solo jugando con la intensidad del toque (dinámica), pequeñas variaciones de tempo (Agógica) y jugando con técnicas expresivas (bends, vibratos...). El fraseo debía sonar diferente cada vez, hasta alcanzar un punto en que esas notas siempre sonaran bien, y lo que es más importante, que siempre sonaran a ti, con pequeñas variaciones, pero con personalidad. Un ejemplo perfecto de eso es el comienzo de For the love of god, donde Steve Vai juega con una secuencia de notas que nunca se toca de la misma forma. Esto es incluso más difícil que el despliegue técnico que hace posteriormente (que, por cierto, no está carente de expresividad).

Esa forma de enfocar el estudio es una forma metódica, que siempre llevará a mejorar. Otro enfoque que yo suelo utilizar es estudiar un fragmento melódico de un guitarrista cuya expresividad me guste (en mi caso, BB King, Gilmour, Darrell, Friedman...), tratar de calcar su forma de imprimir expresividad, y luego, una vez conseguido este objetivo (sonar "al estilo de"), comienzo a variar la expresividad de ese fraseo, para dejar de "sonar como", y lograr imprimir mi propia expresividad.

Esto aumentará nuestros recursos, pero a la vez nos hará huír del efecto clon. Incorporaremos pequeños matices expresivos de otros músicos, pero siempre adaptaremos esos matices a nuestra forma de sentir e interpretar la música.

Por último, y como colofón, intentar siempre hacer los movimientos relajados, sin tensión física. Incluso un vibrato violento al estilo de Malmsteen debe partir de la confianza en ti mismo, jamás de la tensión. No pienses en si podrás hacerlo; simplemente, hazlo.

Recuerda que esas personas a las que admiras son como tú y como yo. Puede que tengan más talento, pero también han sufrido con el instrumento, han necesitado horas de ensayo, y se han sentido frustrados. No son seres espaciales, no son tan diferentes. Puede que nunca puedas tocar tan bien como tu ídolo, pero ese no es el objetivo. El objetivo es otro bien distinto.

Aprende a ser tú. Aprende a expresarte y a enseñar quién eres. Y, cada día que te levantes, procura ser capaz de tocar un poco mejor que el día anterior.

Manuel Belial Báez

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