esperdad que cuente: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8 y 9. A lo largo de mi vida he vivido en nueve casas y pisos distintos, asi que experiencia y conflictividad vecinal me sobra.
En uno de ellos el patio interior de luz (donde daba la ventana de mi cuarto y el de otro compañero) era como el patio de "Aqui no hay quien viva". Todas las mañanas las dos vecinas del bajo y una del 2º se las pasaban hablando y hablando (con el habitual volumen alto que utiliza la gente de cierta edad, que no distinguen hablar de gritar). Era rayante estar durante toda la mañana escuchando sus chismes e historias, sin contar la dificultad que entrañaba para estudiar o la jodienda de que llegaras un dia de juerga a las 7 u 8 de la mañana y que a las 9 estuvieras ya despierto por sus voces. Cuando llegó la epoca de los examenes la situacion se hizo insoportable para mi y mi compañero, y tuve la genial idea de dejar una nota en cada uno de los buzones de estas 3 vecinas para decirles que durante esos dias hicieran el favor de no llevar a la practica sus tertulias debido a que teniamos mucho que estudiar y de esa forma era imposible. La respuesta vino dada por el marido de una de ellas, que subio a nuestro piso a decirnos basicamente que ellas iban a seguir hablando porque estaban en sus casas y que quienes nos habiamos creido nosotros para pedirles algo asi, cuando ni siquiera eramos propietarios, sino que estabamos de alquiler.
Nosotros aceptamos con deportividad y tuvimos que emigrar a la biblioteca a estudiar. Pero la venganza se sirve fria. El dia que terminamos los examenes yo plante mis dos altavoces en el poyete de la ventana, di maximo volumen y puse la cancion de Rob Halford - Resurrection una y otra vez.
Las reacciones no se hicieron esperar, primero llamando al telefonillo (ni siquiera tuvieron cojones para subir al piso) para decir que bajaramos la musica y mas tarde amenazando con llamar a la policia (en ambos casos hicimos caso omiso). Un rato despues subio el hijo de una de esas vecinas a decir que por favor quitaramos la musica, que estaba estudiando y que asi no podia. Yo le explique el motivo de aquello, y el me dijo que lo sabia y nos entendia y que desde el principio habia estado de nuestro lado en aquella historia, pero que con todo aquello lo estabamos punteando a el mas que a nadie (que era el que menos culpa tenia). Los buenos modales y la comprension del chaval me hicieron ceder y apagar la musica, momento en el que me percato de que estan los vecinos gritando por el patio (entre ellos el padre del chaval) diciendo que eramos unos sinverguenzas y unos hijos de p***. Al escuchar aquello a mi se me hincharon los cojones y me asome al patio a decir que los sin verguenzas eran ellos por la tortura de todo el año y por la falta de comprension que demostraron en su momento. A continuacion nos soltamos una serie de insultos reciprovos

y para poner fin a la discursion les di otra animada sesion de Rob Halford
Ni que decir tiene que al curso siguiente nos buscamos otro piso
PD: Esta es solo una de mis muchas historias vecinales (aunque reconozco que la mejor), si quereis leer mas solo teneis que decirlo
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