Tolo: gracias por la base, las jigas en sí me parecen un poquito coñazo

, pero la idea de improvisar sobre esa base me ha encendido un par de bombillas enseguida…
En tu impro te has ido al terruño de cabeza, jajaja, muy gallega, sí señor, y luego abriendo el foco con mucho estilo.
Gono: un tono precioso, tu impro me suena a las que escuchaba en discos de folk británico de los ’70, tipo Pentangle y así.
Ruso: Para no estar muy familiarizado, te mueves con soltura, y ese tono de bandas británicas de rock de los ’60-’70 cuando se acercaban a lo tradicional te ha quedado que ni pintado.
Por mi parte, no va a ser ninguna sorpresa: acústica, carretera y manta…
Pero para darle un poco más de enjundia, he improvisado una larga entrada de rítmica en afinación abierta sobre la jiga, luego he bajado la base, y he ido diluyendo la improvisación de rítmica, y desde el principio he ido metiendo la solista, primero con notas que puntuaban las armonías que iba improvisando con la rítmica, y luego, a medida que ésta iba sonando menos y dejando terreno, aumentando la frecuencia e intensidad de las notas de la línea solista.
Luego cuesta un webo y medio mezclar todo esto, y he tenido que renunciar a remarcar los armónicos de la rítmica (que en esa guitarra y en afinación abierta me suenan a gloria), pero no se puede tener todo cuando los recursos de grabación son muy básicos.
La rítmica es una Lowden O-25 de tapa de cedro, buque insignia de la marca desde casi el principio de su ya larga andadura.
La solista es una Atkin Hawaiian Master, hecha recientemente en un tallercito de la Costa Este inglesa, a imagen y semejanza de una vieja guitarra hecha por Gibson para el gran Roy Smeck, una celebridad de las cuerdas pulsadas en la primera mitad del siglo pasado.