Guitarras

25 años de Yamaha Pacifica

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Este artículo es el primero de una serie especial dedicada a Yamaha, que podréis seguir en nuestro microblog Yamaha Guitar Trip. Viajaremos a sus instalaciones en Japón y China, y desde allí os mostraremos cómo se fabrican sus populares guitarras.

En 2015 se han cumplido 25 años desde que vieran la luz las primeras guitarras Yamaha Pacifica, uno de los mayores éxitos comerciales de la empresa nipona. Para entender su éxito vamos a remontarnos a los principios de una de las compañías con más tradición en la fabricación de instrumentos.

Quizá el hecho de que sea una compañía que ha tocado tantas teclas en tantos ámbitos industriales —como el motor, el audio profesional o la electrónica— ha hecho que a nivel popular muchos pierdan la perspectiva en cuanto a su tradición en el arte construir instrumentos musicales . Pero lo cierto es que Yamaha comenzó su andadura musical hace 128 años cuando su fundador, Torakusu Yamaha, produjo su primer órgano tubular. A partir de ahí empieza a recibir muchos pedidos, lo que le lleva a fundar diez años después la compañía Nippon Gakki Co. Ltd con él como presidente.

Durante los sesenta años posteriores, la compañía fabrica toda suerte de instrumentos musicales, siendo los órganos y pianos los más valorados. Finalmente, en 1942 producen su primera guitarra acústica como parte de un proyecto de investigación, pero no será hasta 1966 que las primeras guitarras entran en producción, con los modelos FG150 y FG180 en el terreno acústico y las SG2 y SG3 en el terreno eléctrico —unas guitarras de corte surfero con mástil atornillado y pastillas simples—.

Mientras que la producción de modelos acústicos fabricados a mano no cesa, la línea de guitarras eléctricas es suspendida durante tres años para volver con más fuerza con tres nuevos modelos, las SG40, SG60 y SG80 —estas ya con construcción set-neck y pastillas humbucker—. Es en este periodo —concretamente en 1975— cuando Yamaha decide ponerse en contacto con uno de los héroes de la guitarra más importantes de la época. Hablamos ni más ni menos que de Carlos Santana, al que le ceden una SG175, guitarra con la que grabará Europa, su clásico intemporal.

Curiosamente y aunque pueda resultar chocante, la relación entre ambos se consolida de forma muy lenta. En un principio a Santana hay algunas cosas que no le gustan de ese modelo; entre ellas, que la encuentra excesivamente ligera, con los trastes demasiado bajos y sin el sustain que él esperaría —quizá con el concepto de Gibson SG y LP demasiado interiorizado ya, después de años de usarlas—. Además, le habría gustado que tuviese 24 trastes. Yamaha escucha todas las peticiones del genial guitarrista y entre ambos desarrollan la SG2000, que hacía gala de un sistema exclusivo destinado a incrementar el sustain gracias a una placa de latón bajo el puente.

Tras varios prototipos fallidos finalmente dan con la clave, y a partir de aquí Santana usaría esta guitarra tanto en directo como en estudio, y sería parte de la definición posterior del sonido del artista junto a su tandem Marshall/Mesa Boogie —sonido que podemos escuchar en el álbum Moonflower, que mezcla cortes de estudio con piezas en directo—.

Santana tocaría con esas guitarras hasta 1982, momento en que Paul Reed Smith se cruzaría con el guitarrista mexicano, pero esa es otra historia.

Otro músico de renombre que haría famosas a las SG de Yamaha fue Bob Marley, usando una SG1000 durante su última gira mundial en 1979. Entre 1977 y 1980 Yamaha apuesta también para competir con los bajos eléctricos, y en 1982 fruto de sus esfuerzos nace una relación con otro de los bajistas más importantes de la escena musical del momento: Nathan East.

En 1983 comienza la venta intercontinental, y en 1987 lanza la serie RGX, una serie de superstratos —sumándose a la moda durante esa época— en la que claramente compite con otro gigante nipón emergente: Ibanez. Yamaha se siente segura para competir directamente con los gigantes americanos y en 1989 crea su primera fábrica en Norteamérica, concretamente en el norte de Hollywood. Nace así la Yamaha Guitar Development (YGD), que luego se llamaría Yamaha Artist Services Hollywood.

Sus desarrolladores diseñan prototipos para una nueva serie de guitarras, mientras que construyen otras para artistas profesionales, nutriéndose de su feedback para afinar los resultados de esos prototipos. Finalmente, Leo Knapp y Rich Lasner —algunos de los responsables de la empresa en la época— enseñan una guitarra a Yamaha que en principio sólo les servía para hacer pruebas. Curiosamente ése es el modelo que más gusta a Yamaha, y deciden lanzar este proyecto bajo el nombre de Pacifica, con modelos de doble cutaway (strato) y de single cutaway (teleca).

Pronto comienzan a verse algunos de estos modelos sobre el escenario con nombres propios como Ernie Isley (de The Isley Brothers) o Marc Bonilla (compositor y músico para artistas como David Coverdale, Glenn Hugues o Ronnie Montrose).

Pero si un guitarrista se encargó de poner a la Pacifica en su lugar —y también en un buen montón de hogares—, ese fue Michael Lee Firkins. A algunos quizá ese nombre no les suene mucho, pero tuvo una época realmente gloriosa. Michael Lee es un guitarrista con influencias de todo tipo, desde el country o el blues al más puro neoclásico, influencias que tras pasar por sus dedos se convertían en un cocktail lleno de inspiración. Tras enviar una demo a distintas compañías, Shrapnell Records —pionera entre los sellos dedicados exclusivamente al heavy metal y a músicos de rock de corte instrumental— se interesa por ella y edita su primer álbum. Michael Lee Firkins comienza a ganar premios en las revistas especializadas y, entre toda esta vorágine de éxitos, la empresa Hot Licks se interesa por su increíble técnica, entre cuyas perlas —además de arpegios y tappings imposibles— mostraba su forma de imitar un slide "simplemente" con la ayuda de un puente flotante y una forma muy peculiar de agarrar la palanca con el meñique.

En una época en que internet no estaba ni siquiera en pañales, faena teníamos para encontrar material didáctico si lo comparamos con la actualidad, y ese vídeo, en riguroso VHS, fue todo un exitazo. Por supuesto, Michael Lee Firkins siempre iba acompañado de una Yamaha Pacifica, lo que hizo que inmediatamente muchos guitarristas mostraran interés en estas guitarras y vieran en ellas una alternativa más que profesional.

Pronto muchos más profesionales se deciden a usarlas, y gracias a esto —unido a una publicidad sin precedentes en los medios impresos de la época— la Pacifica es todo un éxito. Hay que mencionar que es una de las primeras marcas que aúna fuerzas con todo un gigante de la fabricación de mástiles, Warmoth, y muchos de los modelos hacen gala de diapasones de radio compuesto —algo muy innovador en la época— y acabados en un satinado que dotaba a los mástiles de una extraordinaria suavidad y rapidez. Muchos de los guitarristas que usaron esas guitarras en los 90 aseguran incluso hoy en día que pocas Super Strat se acercan a la tocabilidad de las Pacifica de esa época. Sumemos además la gran variedad entre acabados y opciones de puentes, tanto vintage como flotantes, pastillas y clavijeros, y tenemos modelos inacabables.

Aunque hemos citado que el diseño de estas guitarras se fragua en Estados Unidos, la fabricación se realiza en el continente asiático. Sin embargo, en 1995 comienzan los modelos USA1 y USA2, diseñados y fabricados completamente en su factoría americana. El modelo USA1 es una guitarra de un solo cutaway al estilo de las Telecaster, aunque con su propia personalidad en sus formas (y con configuraciones H/S/S), mientras que el modelo USA2 continúa en la tradición de las Strat. Es justo también cerca de esa época (1997) cuando desarrollan otro de los modelos signature que marca la diferencia: la 1511MS de Mike Stern, una guitarra que acompañará al músico hasta la actualidad, basado en el modelo USA1 pero con una configuración de pastillas algo especial ya que monta una Hot Rails en puente y una '59, ambas de Seymour Duncan.

Ya con las bases sentadas, la Pacifica irá renovándose en los años venideros con distintos acabados, configuraciones de pastillas, puentes y herrajes, aunque siempre con las raíces presentes. Actualmente, su gama media-baja 112 y 212 es un referente en cuanto a guitarras de iniciación por su versatilidad en todos los estilos, y sus modelos de gama media 502, 510 y 611 —de reciente factura— son también muy valorados en su rango de precios por músicos aficionados y profesionales, "con unos acabados y una calidad equiparables a instrumentos más caros de otras marcas".

Os dejamos con una selección de modelos de todas las épocas, con un agradecimiento especial a Bruno Camadini de Yamaha por la cesión de este material de archivo.

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