Efectos

Review de Beetronics Zzombee, un overdrive analógico con octavación para hacer locuras

18/05/2023 por Micky Vega
7
Veredicto
Está claro que es un pedal para los que aman el mundo de los buenos pedales de boutique, ofrece una estética y construcción que harán disfrutar a cualquier coleccionista, y ofrece sonidos que se salen de lo común. Un remedio estupendo contra el aburrimiento pedalístico, aunque su tamaño, peso y precio no sean los más cómodos. Tampoco su manejo es del todo fácil si queremos sacarle todo el partido, pero sus sonidos de overdrive y de octavación son simplemente impecables.

Pros

  • Carcasa preciosa, un trabajo estético logradísimo
  • Buena construcción
  • Sonidos analógicos muy cálidos
  • Ajuste de fábrica muy depurado del overdrive y la octavación
  • Gran flexibilidad creativa
  • El filtro suena bien y es muy expresivo
  • Tiene memorias
  • Versátil: puede ofrecer trémolo, autowah, overdrive, sonidos de sinte entre otros.
  • Bonito para coleccionar

Contras

  • El formato es algo grande y pesado para los estándares de pedales genéricos
  • El manual es complejo
  • Un par de memorias más le hubiesen venido bien
  • El precio es elevado
  • Sonidos buenos para disfrutar, aunque no los consideraríamos imprescindibles

 

Hace poco os ofrecíamos la review del Beetronics Seabee, uno de los pedales de hornada reciente de la marca, a la que también pertenece el de hoy, el Beetronics Zzombee. 

En un formato y estética similares — aspectos muy cuidados, por cierto, gracias a una placa metálica decorativa que le sienta genial — vuelve a tratarse de un pedal que, bajo una capa de aparente complejidad llena de gadgets, tiene un corazón analógico y tradicional, esta vez centrado en los sonidos de overdrive/fuzz y octavación.

El efecto consta de dos grandes secciones, un overdrive cálido que podemos ajustar en tres modos de ganancia, y una loca octavación que aporta sonidos de sinte con un punto impredecible. Podemos mezclarlos al gusto e incluso llegar a controlarlos dinámicamente, esto es, creando un vaivén rítmico entre uno y otro estilo trémolo, o convirtiendo uno de ellos en el sonido principal y haciendo fade-ins del otro con ayuda del footswitch izquierdo.

Pero la diversión completa llega cuando entra en acción el filtro, que puede actuar rítmicamente de forma fija gracias a un LFO, o podemos controlarlo, nuevamente, con el footswitch izquierdo en modo rampa. Por último, hay un modo Random que hace que el filtro varíe en patrones irregulares pero interesantes.

El secreto del éxito de este pedal se basa en dos elementos. Uno está garantizado, y es el buen sonidos de las secciones de overdrive y de octavación. Aunque tengan pocos controles (un pote por cada efecto) es más que suficiente, porque están tan milimétricamente ajustados por Beetronics que suenan genial casi en cualquier nivel. Es incluso sorprendente que, aún sin tener control del volumen, los sonidos están siempre perfectamente equilibrados. El otro elemento es que el usuario comprenda la interfaz del pedal, ya que es la forma definitiva de poder desbloquear su potencial. Y eso no es tan fácil, porque aunque es un pedal bonito que suena excelente, no es nada sencillo de usar.

Pero volviendo a las ventajas, el Zzombee puede ser controlado con pedal de expresión y tiene dos memorias para almacenar presets. Una cantidad que puede ser suficiente en muchos casos, pero que una vez visto todo lo que el pedal puede llegar a hacer, hubiesemos aumentado hasta 4 si dependiese de nosotros.

En resumen, un pedal hermoso, bien construido, ajustado con buen gusto hasta niveles exhaustivos, pero también difícil de entender y usar si uno no es amigo de leer manuales, y algo exigente de precio. Pero claro, es que es evidente que no es un pedal genérico para cumplir funciones genéricas, sino un objeto para causar deseo a los fetichistas de los pedales originales y de sonidos únicos. 

Más información | Beetronics

 

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