Me he dispuesto a compartir mi última experiencia bajística con todos vosotros. Advierto que la explicación es bastante densa. Pero creo que vale la pena el esfuerzo por leerlo todo hasta el final.
Hace poco un compañero de este foro me trajo un bajo que, tras haberlo comprado recientemente de segunda mano, necesitaba urgentemente que se le hiciese una puesta a punto. Se trataba de un Spector de cuatro cuerdas, acabado en un precioso color azul que deja a la vista el vistoso flameado de la madera de arce. Este instrumento, con construcción de mástil atornillado, pertenece a la gama más económica de los Spector. Según la información que me pasó su propietario pertenece a la serie Legend Classic; quedando muy lejos en prestaciones y en precio de sus hermanos mayores como lo son el Euro y el Rebob, y cuya construcción pasaría a ser un grado superior por tratarse de un mástil continuo.
El bajo vino casi como recién salido de la tienda. Sin marcas ni arañazos en el lacado ni desgastes en las inscripciones de las pastillas. Los trastes no tenían ninguna marca ni desgaste, sino tan sólo alguna pequeñísima mancha de óxido. También tengo que decir que el nuevo propietario lo limpió a conciencia antes de traérmelo (siempre es de agradecer), puesto que el bajo tenía mucha suciedad acumulada.
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Pese al óptimo estado de conservación, me llamó muchísimo la atención la altura de las cuerdas. Ya a simple vista se veía que presentaba una acción mucho más alta de la que pueden tener la inmensa mayoría de bajos. Midiendo la distancia las cuerdas respecto al último traste, había una separación de casi 5 milímetros. ¡Una auténtica barbaridad! Esto traía consigo que las cuerdas estuviesen durísimas al tacto, tanto en la mano izquierda para digitar como en la mano derecha para pulsar. Debido al grandísimo esfuerzo que era necesario realizar lo hacía totalmente intocable.
En la foto se muestra cómo una llave allen de 4 milímetros entraba holgadamente sin llegar a levantar las cuerdas. Además, sobre el último traste puede observarse como aún queda una ligera holgura entre la llave y las cuerdas.
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Hace poco un compañero de este foro me trajo un bajo que, tras haberlo comprado recientemente de segunda mano, necesitaba urgentemente que se le hiciese una puesta a punto. Se trataba de un Spector de cuatro cuerdas, acabado en un precioso color azul que deja a la vista el vistoso flameado de la madera de arce. Este instrumento, con construcción de mástil atornillado, pertenece a la gama más económica de los Spector. Según la información que me pasó su propietario pertenece a la serie Legend Classic; quedando muy lejos en prestaciones y en precio de sus hermanos mayores como lo son el Euro y el Rebob, y cuya construcción pasaría a ser un grado superior por tratarse de un mástil continuo.
El bajo vino casi como recién salido de la tienda. Sin marcas ni arañazos en el lacado ni desgastes en las inscripciones de las pastillas. Los trastes no tenían ninguna marca ni desgaste, sino tan sólo alguna pequeñísima mancha de óxido. También tengo que decir que el nuevo propietario lo limpió a conciencia antes de traérmelo (siempre es de agradecer), puesto que el bajo tenía mucha suciedad acumulada.
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Pese al óptimo estado de conservación, me llamó muchísimo la atención la altura de las cuerdas. Ya a simple vista se veía que presentaba una acción mucho más alta de la que pueden tener la inmensa mayoría de bajos. Midiendo la distancia las cuerdas respecto al último traste, había una separación de casi 5 milímetros. ¡Una auténtica barbaridad! Esto traía consigo que las cuerdas estuviesen durísimas al tacto, tanto en la mano izquierda para digitar como en la mano derecha para pulsar. Debido al grandísimo esfuerzo que era necesario realizar lo hacía totalmente intocable.
En la foto se muestra cómo una llave allen de 4 milímetros entraba holgadamente sin llegar a levantar las cuerdas. Además, sobre el último traste puede observarse como aún queda una ligera holgura entre la llave y las cuerdas.
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