Gibson R8, PRS McCarty Korina trem KQ, Alhambra A3, Squier

Garbo1
#1 por Garbo1 el 20/06/2015
Hola,

A continuación hago una review de mi equipo actual.

Alhambra A3

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La compré a principios de 2006. Fue justo tras un re-styling que le hicieron a la tercera generación de las acústicas de la marca -esta generación empieza en el 1998-. Las Alhambra acústicas han sido históricamente inconsistentes y, de hecho, las anteriores a 2006 son una verdadera lotería. Durante un tiempo, algo que "ocultó" Alhambra, es que estuvo fabricando para otras marcas de acústicas, como Tanglewood y Lag y, esos prototipos, sirvieron de base para conformar los modelos 1, 2, 3 y más tarde 4, de las series A (auditorium), D (Dread) y J (Jumbo). Yo no diría que los modelos 1, 2, 3 y 4 correspondan a gamas diferentes, sino sencillamente a combinaciones distintas de maderas. Como curiosidad, cuando Lowden vio los puentes de las Alhambra, les encargó la confeccion de algunas unidades para sus guitarras -claramente las Alhambra tomaron como referencia para su tercera generación la estética de estas guitarras irlandesas-; lo que no tengo claro y no sé de primera mano, aunque me podría enterar, es si finalmente se llegaron a fabricar con este propósito.

En mi caso, elegi la A3, con la combinación de tapa de abeto alemán -con una veta muy regular y apretada-, cuerpo de palosanto indio y diapasón de ébano. A pesar de haber dado un salto cualitativo en la consistencia de la producción de acústicas, no es difícil encontrar algunas difíciles de ajustar de la época de la mía o con algunos problemas de cerdeos etc. En mi caso, devolví dos antes de quedarme con ésta -elegida entre otras de la tienda-. En Alhambra lo que pagas, fundamentalmente, es madera: las maderas sí son muy buenas; por lo demás, estas series son instrumentos muy sobrios: ni abalone, ni madreperla, sólo madera.

Nada más comprarla me di cuenta de que necesitaba un ajuste en condiciones y, además, que merecía la pena tallarle selletas y cejuela de hueso, algo que hice y que consiguió que el ataque sonara bastante mejor, más definido. He oído que el alma en algunas unidades no hace casi trabajo, en la mía sí y conseguí enderezarle el mástil hasta donde yo quería; de hecho, la madera del mástil es sifo, muy similar a la caoba y, por tanto, relativamente blando para que el alma haga la acción necesaria. Eso, junto a los huesos preparados y ajustados para tocar fingerstyle, hace que sea la acústica más cómoda que he tocado nunca -sólo se acercaba una Taylor 514CE que tuve y a la que echo también de menos.

El sonido no tardó en abrir y sigue haciéndolo, aunque ya cada vez menos. Es una guitarra que, sin tener sonido americano, suena muy bien, por timbre y entonación. Hubo una leyenda urbana que decía que Alhambra teñía los diapasones para que fueran espectacularmente oscuros y uniformes, desde la fábrica se desmintió y, en mi caso, con el trote que lleva encima -ya necesita un retrasteo-, ya se hubiera notado, cosa que no ha sido así.

Una empresa externa les hacía los clavijeros y, los que traía la mía, perdieron el dorado al poco de usarse. Aún conservo los originales colocados, pero debo decir que el servicio postventa de la marca se portó de diez conmigo, enviándome unos nuevos -se supone que sin ese problema-, sin más coste que el envío. La verdad es que los descoloridos funcionan tan bien, que nunca me ha tentado cambiarlos. Un cambio estético que le hice fue cambiar el golpeador transparente, feo de narices, por el que ahora tiene en tortoise; parece una tontería, pero para mi gusto queda muchísimo mejor. Lo bueno es que retirar el golpeador antiguo apenas lleva trabajo porque, al no estar acabada la guitarra en gomalaca o nitro, el pegamento sale bien con alcohol sin dañar el acabado.

Ya sabéis cómo es esto del GAS. Simultáneamente a la Alhambra, tuve una Martin D28 -de esas que Thoman vendió a 1500 euros hace unos años-, una Martin HD28, la Taylor 514CE, una Lowden O3 y una Maton TE. Todas eran buenas guitarras pero, por algún motivo, siempre me sentí más identificado con la Alhambra -incluso llegué a intercambiarla durante un mes y terminamos deshaciendo el cambio-. Es una guitarra con unas características de construcción muy peculiares, como la forma de insertar el zoque en el cuerpo, o que el puente esté atornillado a la tapa -no lo he visto, dicen que es así, tampoco me ha preocupado nunca y ni lo he comprobado-. Esto hace que el instrumento tenga un timbre muy particular que hay quien lo ama y hay quien lo odia. También dicen que la tapa es excesivamente gruesa y que merma en la proyección; sinceramente, no sé si la tapa es más gruesa, pero puedo afirmar que la guitarra, para el tipo de cuerpo que tiene, otorga mucho volumen y vibra que da gusto Para mí está a medio camino entre el punch del sonido americano, con mucha proyección, y la calidez del sonido irlandés -aunque se pierde en los agudos, que son más incisivos y sosos-. Esto hace que sea una todoterreno, aunque si no buscas eclepticismo, no es tu guitarra. Para mí es ideal porque lo hace todo, y en todo se desenvuelve correctamente, algo que no he encontrado en otras guitarras o, si lo encontré -como en la Maton, con reservas-, eran guitarras que por el precio no me compensaba mantenerlas para lo que me daban. Un día compraré una Martin OM28, un día, porque para blues me gusta mucho su timbre.

Al parecer, a día de hoy está en un rango de precios entre 1200 y 1600 euros dependiendo del tipo de electrificación.Yo la compré sin electrificar porque quería invertir todo mi presupuesto en maderas -y no me arrepiento, han pasado 8 años y ese palorrosa sigue oliendo de muerte-. Este mismo año la he electrificado, eligiendo una pastilla de boca LR. Baggs M80. No soy muy amigo de las L.R. Baggs, pero escuché ésta y su funcionamiento es diferente al del resto de las clásicas en la marca. La pastilla actúa procesando la señal de la vibración completa de la tapa, en los tres ejes del espacio, y la respuesta es mucho más natural, suena más a madera y menos a plástico. De la marca he probado la M1, que no me gustó nada, ésta funciona bastante mejor que los modelos inferiores, pues recoge la vibración en toda la tapa y, además, puede funcionar tanto como pastilla activa como pasiva.

En segunda mano suelen aparecer de vez en cuando, y yo las recomiendo si puedes probarlas antes y ves que sí se adapta a lo que buscas.

Fender Squier Stratocaster 1993.


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¿Puede una guitarra barata usarse a la altura de un instrumento profesional para directo y grabación? Mi experiencia dice que, en uno de cada doscientos casos: sí.

Dejando a un lado aspectos sentimentales -que esta guitarra los tiene, y muchos-, recuerdo el día que fui a comprarla a Leturiaga, cuando estaba la tienda cerca de la Calle Ballesta de Madrid. Enchufé un montón de guitarras con un presupuesto de hasta 50.000 pesetas -regalo de mi abuelo-. Hoy, por 300 euros, tienes bastantes opciones aceptables para iniciarte con un instrumento, pero entonces las guitarras resultaban muchísimo más caras y, lo que había por ese presupuesto, era en su mayoría una sarta de instrumentos que iban de lo espantoso a lo deleznable. Cuando enchufé esta Squier a un Twin Reverb, se me encendieron los ojos: tonazo, gordo, dinámico y lleno de matices. La guitarra está fabricada en Corea, en la fábrica de Cort y, la verdad, tiene un ajuste más que aceptable. Lo más destacable es el mástil de arce, muy estable y bien acabado. No obstante, no deja de ser una guitarra de gama baja: el cuerpo es laminado, la cejuela era de plástico bastante malo; además, llevaba sellador, pintura y laca como para que saliera un tanque reluciente tras pisar un campo minado; los clavijeros son reguleros, no en cuanto a aguantar la afinación, sino a tacto. A pesar de lo anterior, lo sorprendente es que suena a Strato y suena MUY bien a Strato, sin tener ni siquiera un cuerpo de mal aliso o fresno, algo que descoloca al que la prueba.

Aunque todo el hardware -excepto la cejuela que hoy es de hueso- electrónica y maderas, siguen de fábrica, el maestro JM Ferreiro le ha hecho un re-styling en dos fases. En la primera, retiré toda la pintura al cuerpo y limpié el hardware meticulosamente; JM reparó todos los picotazos, golpes, rayaduras, machacones que tenía -y no eran pocos, en más de veinte años de bolos y siendo una guitarra "de batalla", se ha llevado leches de todos los colores y sin contemplaciones- y pintó el cuerpo en gay vintage white sparkle gold acabado en nitro. Luego, le sustituí el golpeador blanco de una capa original por uno en tortoise comprado a otro forero. El resultado, en directo, para mí, es espectacular. Es complicado sacar el color exacto en fotos, pero el que la ve en persona se enamora, hay mucha nenaza por ahí.

Los trastes de la guitarra estaban literalmente comidos -el material no era el mejor-, incluso la propia madera del mástil estaba comida del roce de la mano. JM me hizo un retrasteo previo radiado del diapasón y, posteriormente, le dio nitro satinada, acabando en un tono vintage tint. Una vez montada, éste es el resultado. Como curiosidad, al eliminar el fullerplast y la poli del cuerpo -ni con decapante y pistola se iba-, el timbre sigue siendo parecido al actual acabado en nitro, es decir, no ha cambiado el carácter de la guitarra, pero sí suena todo más abierto y lleno.

Es una guitarra que no he dejado de usar nunca y que, para lo que me darían por ella y teniendo en cuenta las batallas que llevamos juntos, es de las que se quedarán hasta el final. También es una guitarra curiosa en el sentido de que, el que la prueba, se suele quedar prendado de su sonido y de las sensaciones que transmite. Las pastillas, que son de fábrica, sacan un tono ronco y gordo si le metes gain, y dulce y con cuerpo en limpio; se suponen que no son nada del otro mundo y, de hecho, la gente suele cambiar la electrónica a las Squier como algo recurrente, pero en mi caso no imagino qué pastillas le podrían ir mejor que éstas. Por otro lado, el peso de la guitarra -no llega a tres kilos-, es una gozada para pasar tiempo con ella soportándola en la espalda.

Realmente es un expediente X, porque no podría defender que sea una guitarra muy buena por materiales ni acabados, pero sí suena a guitarra buena y se toca muy bien. A mí me ha quitado muchos prejuicios respecto a maderas, precios etc. Casi siempre que alguien me dice que su chatarra suena y se toca de muerte, y la pruebo, me suele parecer una escoba con cuerdas insufrible, pero al menos ya siempre le doy el beneficio de la duda a quien me lo comenta.

Es, seguro, la guitarra que más me ha enseñado.


Gibson Les Paul Reissue 1958 VOS


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A ver cómo explico yo ésto. Antes de la Squier, tuve una guitarra seria, una Les Paul Standard comprada en el 91, si no recuerdo mal, porque nunca he estado completamente seguro del año. Ahí empezó mi relación amor-odio con las Les Paul. Las paulas son las guitarras que más me gustan o, mejor dicho, que más me atraen; probablemente tenga que ver con un asunto de mitomanía, porque racionalmente no son las guitarras a las que mejor me adapto: me molesta su peso, sus acabados toscos, el acceso a los últimos trastes, sus deficiencias en la afinación en gran cantidad de unidades, su fragilidad por el diseño de la pala. Creo que he pasado más de veinte años buscando algo que NO es una Les Paul en las Les Paul. Esta es mi lista de Les Paul:

-Gibson Les Paul Standard ¿1991? CS
-Gibson Les Paul Standard 1995 WR
-Gibson Les Paul Standard 1997 HB
-Gibson Les Paul Standard 1998 SC
-Gibson Les Paul Standard 1999 TB
-Gibson Les Paul Standard Plus 2003 HB
-Gibson Les Paul Classic 2007 (2)
-Tokai Love Rock LS150f 2010
-Tokai Love Rock LS165GT 2011
-Tokai Love Rock LS260 2012
-Gibson Les Paul 1959 Reissue 2012
-Gibson Les Paul 1958 Reissue VOS 2013

Entre ellas, hubo también tres Studio, dieciséis paulas en total. La primera de ellas, la vendí y la recuperé años después, pero muy machacada ya por bolos, aún así era la mejor de todas las de gama media -y eso que tuvo hasta una fractura típica de pala-. Viendo en primera persona el declive en la calidad de los modelos año tras año, y haber buscado sin frutos alguna que me diera las mismas sensaciones que la primera, el año pasado decidí encontrar la Les Paul definitiva: si esta vez no funcionaba, me olvidaba directamente de este modelo aunque fuera una especie de fetiche para mí. Conseguí convivir con dos paulas "definitivas", una R9 de un amigo que quería vender y que me dejó para probarla a fondo, y una R8 que compré a un forero -hay otra R9 de la que no voy a hablar-. Buscaba años muy concretos, o antes de 2006 o más tarde de 2012, pero de la R9 no encontré otra que no fuera de 2012. Soy sincero, la R9 no me gustó demasiado; estaba muy bien hecha, era MUY bonita, pero le faltaba "algo", era demasiado limpia, sin demasiada mala leche, algo plana, y de tacto prefiero la R8. Desenchufadas, la R8 ganaba por goleada, enchufada también, en acabados no. Igual es porque me gustan los mástiles tochos, pero finalmente me quedé con la R8, y estoy muy contento con la decisión.

Esta Les Paul tiene algunos detalles que hacen que mejore los modelos inmediatamente anteriores; anilina para el tinte, uso del Hot Hide Glue para la unión del mástil y cuerpo, alma sin condón, acabado en nitro muy fino, menos gunk en el acabado VOS -el gunk directamente lo odio, una cosa es que una guitarra parezca usada, y otra que la llenen de mierda-, color del binding más parecido al original, diapason no laminado como en modelos de años anteriores, estuche Lifton... No es mi acabado favorito, en este caso es Washed Cherry -el Cherry Sunburst sí que no lo soporto, y menos en los modelos Clown que se ven por ahí, o los tomato, sobre todo en los 70 y 80-, pero la tapa me gusta muchísimo. Se supone que es plaintop, pero a parte de los flakes y un ligero flamed que sólo se aprecia según le incida la luz, las ondas de la veta del arce la hacen muy particular; yo, que no soy muy amigo de los flamed y quilted exagerados, me parece preciosa. Pesa 4,1Kg, que para una R8 no está mal teniendo en cuenta que el mástil es gordito -aunque menos que en R8 de años anteriores-. Del uso le ha salido binding bleeding -eso no me pasaba desde hace años, pues los tintes más modernos se fijaban mejor en la madera aunque dieran un tono ligeramente distinto-; a mi no me molesta, y sé que con el uso termina desapareciendo -de hecho, me parece parte del relic que irá sufriendo naturalmente-. Nunca, y digo jamás, he probado ninguna Les Paul que tenga tanta resonancia, ni mía ni de otros. Enchufada, tengo una relación amor-odio con las Custombuckers que monta, en ocasiones me suenan de escándalo, pero otras tengo que bajar constantemente volumen para cortarles salida. Si lo pienso bien, es una ventaja, porque tienes dos caracteres muy diferentes en una sola pastilla, pero no termina de darme lo que me darían unas PAF más clásicas; seguramente termine cambiando las pastillas por unas Antiquity.

A diferencia de casi todas las Les Paul que he tenido, esta es una guitarra con mucho brillo, muy compensada y que define muy bien en los acordes. No sé me ocurre qué más le podría pedir a una Les Paul que no tenga ésta, a parte del acabado, que no es mi favorito, pero no por ello me disgusta.


PRS McCarty Trem Korina Killer Quilt.

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Hace tiempo que me di cuenta de que soy de humbuckers; se me da mejor sacarles sonido a este tipo de guitarras que a las strato o similares, y no necesariamente porque me gusten más, es un tema de mi forma de tocar. Como la paleta de sonido más clásica la tengo cubierta con la R8, buscaba algo más moderno, pero tampoco demasiado. Tuve una PRS Custom 22 hace años que me aburrió; cometí el mismo error que comete mucha gente que llega a PRS: buscar en esta guitarra una Les Paul sin los defectos de una Les Paul. Evidentemente, si quieres sonido Les Paul, compra una Les Paul, otra guitarra no te va a sonar igual, y tendrás que asumir sus defectos. La Custom 22 es una guitarra demasiado moderna para lo que yo suelo tocar, sin embargo, probé en una ocasión una McCarty, y se ajustaba mucho más a mi idea de guitarra para complementar la paleta de sonido de una paula. En esta ocasión lo tuve claro, quería una PRS que sonara a PRS, y por eso estoy muy contento.

Se trata de una edición limitada a 100 unidades que salió en 2009. Para USA salieron 60, 40 para el resto del mundo -me imagino que Japón se llevaría la palma y, creo, que en Europa sólo las podía distribuir un dealer inglés-. En España creo que tiene otra igual Berni, por lo que me comentó. El cuerpo es de korina, muy ligera, el mástil de caoba peruana, el diapasón de palorrosa -no es de Brasil, que ya sería una locura- y la tapa de arce quilted es una KQ, equivalente a la actual Wood Library. Para que os hagáis una idea, está dos peldaños por encima de las top 10 -inmediatamente después de las top 10 irían las Artist Grade-. Las pastillas son las 57/08, y son las mejores pastillas que he probado de PRS, con cierto corte PAF, un sonido redondo, lleno de armónicos, precioso. El mastil es un wide fat, como veréis, todo lo que tengo va en la onda bate de beisball, es lo que más me gusta y, además, creo que tiene mucha influencia en el corte del sonido.

Como todas las PRS es una guitarra construída de forma soberbia, ergonómicamente una maravilla, pesa unos 3,4 kg y, por sonido, a mi me cubre de sobra lo que esperaba. No se la recomiendo a quien busque sonido puro Gibson -tampoco recomiendo las SC-, sino a quien le guste un timbre más moderno, más definido, quizá con menos pegada, cortando mejor en el entorno de una banda o una mezcla, más polivalente -funciona muy bien también en split-, pero PRS, no Gibson.

Un saludo
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Nuño Ortigosa
#2 por Nuño Ortigosa el 20/06/2015
WOW! Que gozada de review! Destila tanta pasión que es un gustazo leerla! Es una pasada como detrás de cada guitarra hay una pequeña (o gran) historia y como ésta nunca para de escribirse. Gran equipo, gran forero y gran persona. Un abrazo enorme y gracias por este rato tan bueno que me has hecho pasar leyéndola... Y que supongo que sólo los más frikis (o apasionados) realmente entenderán! Salud! :toma_rosa:
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Javi5150
#3 por Javi5150 el 22/06/2015
Pedazo equipo Zeke, ya te había visto esa Alhambra en otro foro y me encanta. Me la mola la Squier, tal vez por que es lo único asequible que tienes jajajaja. Es verdad que a veces una guitarra mas humilde se hace a ti...y ya no la puedes soltar.
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