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¿Es buena idea pasarse a un sistema FRFR? Te contamos qué es y qué ventajas tiene

08/02/2019 por Micky Vega Actualizado el 11/02/2019

Simplemente con remontarnos unos 5 años atrás, las expresiones "respuestas a impulsos”, “monitores FRFR” o “IR Loader” necesitaban ser explicadas constantemente, y formaban parte del léxico de una minoría de la guitarra eléctrica, especialmente interesada en la tecnología y la producción en contexto de estudio. Ahora en el 2019, es difícil recorrer un pasillo completo del NAMM en la sección de guitarra sin encontrar algún pedal o dispositivo que no haga referencia a estos términos.

Y es que, en el tiempo en el que las mencionadas expresiones se han hecho populares (aunque no te preocupes si no las conoces, en este artículo las explicaremos brevemente), también se han convertido un un atractivo publicitario. Son las tecnologías de moda, y dejando de lado el que pueda estar justificado incorporarlas a un producto, tiene un beneficio adicional: le da una mayor sensación de modernidad. Por ello muchas marcas se han subido al carro, casi de forma obligada si no quieren parecer obsoletas.

Si eres de los muchos que no ha seguido demasiado de cerca esta tendencia, y a veces te resulta confuso comprender de qué se está hablando cuando lees artículos sobre ella, no te preocupes, vamos a ocuparnos de que tú también estés actualizado. ¡Son muchos los guitarristas que se encuentran en la misma situación que tú!

Primero, ¿que significa FRFR?

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Significa Full Range - Flat Response, una expresión que hace referencia a un tipo de altavoz capaz de reproducir más o menos todas las frecuencias que el oído escucha y sin una coloración destacable. Es importante subrayarlo, porque aunque pueda sorprenderte, es muy probable que los altavoces que tienes en tu amplificador no sean así en absoluto. Tal como lo lees, el altavoz de ampli de guitarra de toda la vida, el tradicional, en realidad no reproduce las frecuencias con fidelidad, sino que incluye su propia (y bastante característica) curva de ecualización. A continuación comparamos una gráfica de un altavoz de estudio pensado para ofrecer una respuesta neutra (en azul, Adam Audio S2V) comparada con otra de un altavoz de guitarra convencional (en rojo, Celestion Vintage 30).

¿Entonces mi ampli “vicia” los resultados?

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Sí, pero ya lo sabíamos, no ha sido un descubrimiento reciente. Lo que ocurre en realidad es que los guitarristas han acabado considerando que esa transformación aportada por el altavoz es buena, y les beneficia. Se sienten más cómodos con los altavoces de guitarra que colorean la señal de ese modo. Incluso a veces cambian los altavoces de su ampli de un modelo a otro como una forma de variar su tono, ya que cada marca y modelo de altavoz presenta una curva de frecuencias, dinámica y eficiencia distintas.

Es más, cuando a un cabezal de guitarra convencional (un valvular de los de toda la vida), lo ponemos en distorsión y lo conectamos a un altavoz que no colorea en absoluto (o sea, un FRFR) el resultado puede ser hasta chocante. La cosa suena, más o menos, así:

Para que podáis comparar, si hubiese pasado por un altavoz específico de guitarra y un micro (que es como suele captarse), el resultado estaría más cerca de esto otro:

Perfecto, ¡pues no usemos nunca un FRFR!

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Bueno, hay una razón para querer hacerlo. Durante el auge de las tecnologías digitales, algunos fabricantes vieron potencial en crear lo que hoy conocemos como multiefectos. Una cajita fácil de transportar a la que conectar nuestra guitarra y de la que se puede obtener un sonido casi terminado. No sólo vieron la posibilidad de incluir distorsión, delay o chorus, sino que también vieron la opción de imitar amplificadores famosos del mercado y, lo que más nos interesa, altavoces.

¿Para qué puede servir simular un altavoz? Bueno, ya hemos comentado antes que el altavoz es una pieza clave de la coloración de la guitarra, con lo que no podemos prescindir de ella para conseguir los sonidos clásicos a los que se nos ha acostumbrado el gusto. Pero si alguien logra imitar digitalmente esa coloración y ponerla dentro de un multiefectos, podrá obtener directamente de él una señal lista para cualquier propósito: grabar, escucharlo por auriculares, hacerlo sonar por el equipo de sonido de una sala (que, por si te lo preguntabas, tiene altavoces más o menos cercanos a un FRFR) y muchos otras tareas. En definitiva, hemos logrado “enlatar” el sonido de un altavoz ahorrando en espacio, peso y complicaciones, ya que no tenemos que microfonear nada.

Como ese multiefectos se encarga por completo de todo lo que tenga que ver con el carácter sonoro, si queremos amplificarlo para nuestro uso personal, ya no necesitamos nada que aporte carácter adicional. Sólo queremos una fuente que tenga potencia de amplificación y que no altere — o que altere lo mínimo posible — el sonido que hemos creado.

Y esa es la razón de la existencia de lo que se conoce como monitores FRFR autoamplificados. Aunque el nombre se explica bastante por sí solo, son altavoces para monitoreo (o sea, escucharte tú mismo) autoamplificados (con una etapa de potencia, normalmente de bastantes W) y FRFR (es decir, que colorea poco la fuente sonora). A diferencia de los amplificadores tradicionales, los monitores FRFR no suelen ser a válvulas, sino a transistores, ya que es una tecnología de la que suele decirse que no colorea tanto aquello que amplifica.

Un cambio reciente ha sido especialmente importante para la consolidación de los monitores FRFR en el mercado: aunque las emulaciones de altavoces existen hace décadas, últimamente se han visto mejoradas, ampliadas y popularizadas por la incorporación de las tecnologías de respuestas a impulsos (ver diccionario al final del artículo), una tecnología cómoda y cada vez más asequible (muchas respuestas a impulsos son gratuitas, y los dispositivos que son compatibles con ellas ya son económicos en su mayoría).

No olvidemos lo principal: ¿suena bien?

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Nos gustaría contestar, pero ¿qué es sonar bien?. Ya que es subjetivo, sólo podemos fijarnos en el comportamiento del colectivo de guitarristas, es decir, si han abrazado o rechazado este sistema. El número de guitarristas que se ha pasado a este sistema parece haber dejado de ser una mera anécdota, para pasar a ser un colectivo significativo, por lo que podemos deducir que resuelve sus necesidades y están cómodos con él.

¿Requiere una gran adaptación si siempre hemos tocado con un ampli a válvulas real? Depende de cómo realicemos la comparación. Una comparación justa sería hacerla entre el sonido del sistema FRFR y el de un ampli microfoneado y emitido por PA y el sistema de monitores de la sala o de un estudio. No deberíamos cometer el error de comparar el sonido de un sistema FRFR con el sonido directo del ampli tal como lo escuchamos "a oreja desnuda", ya que no es ese el que se está emitiendo por la PA de la sala, ni el que se está grabando en el estudio de grabación. El micrófono tiene influencia, y el previo que lo amplifica también, así como cualquier otro elemento en la cadena de audio que capta un ampli. Por ello, la comparación más adecuada es la que se hace entre "sonido final" de ambos sistemas. Y ahí no terminan tan mal parados algunos multiefectos.

En cuanto a las sensaciones al tocar es otro mundo distinto, ya que es más subjetivo, si cabe, que la cuestión meramente tonal. Pero entramos terreno pantanoso, ya que se entremezcla de manera importante la dinámica del multiefectos. Por ello, lo mejor es ir por pasos: si hemos encontrado el multiefectos que nos hace sentir cómodos, estamos mucho más cerca de nuestro objetivo. Sólo nos faltará determinar qué monitor FRFR nos convence más y, por último, tratar de darle unas cuantas oportunidades en directo, y juzgar la experiencia. Siempre estamos a tiempo de abandonar y volver a nuestro ampli si no acabamos de estar a gusto.

Ya lo entiendo, ¿pero qué sentido tiene todo esto? ¿No sigo acarreando un trasto?

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Si, indudablemente, seguirás llevando un trasto por ahí. Pero sólo si quieres, porque tu multiefectos también se puede conectar directamente a línea, así que si un día te da pereza, siempre te puedes conectar directamente a la sala y utilizar los monitores que tengan allí (posiblemente una buena sala tenga monitores de calidad, a diferencia de un pub más modesto), o escucharte por monitoreo in-ear.

De todos modos, ya que en algunos casos es más práctico que en otros, vamos a enumerar algunas ventajas y desventajas del sistema, para que podáis medir si es o no la solución que necesitáis.

Razones para pasarse a FRFR

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Es muy versátil

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La primera y principal ventaja es la versatilidad sonora: podrás sacarle partido a las emulaciones de tu multiefectos, cambiando de ampli y altavoz simplemente con pisar un pedal. Con un ampli tradicional, la versatilidad llega hasta un cierto límite.

Mismos presets en casa, en directo y en estudio

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Los presets en tu multiefectos podrían ser los mismos para practicar por auriculares, grabar en casa y tocar en directo. No deberás hacer cambios para adaptarte a cada escenario, como cuando alternas entre el home studio y el uso de ampli tradicional. Hipotéticamente, eso sí.

Apoyo sonoro para el público en salas pequeñas

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Imagínate que tocas por línea (es decir, de tu multiefectos directamente al técnico de sonido) esuchándote por in-ears o por los monitores que están enfocados hacia tí en una sala muy pequeña, con el público a apenas medio metro del escenario que, a su vez, no tiene mucha altura. En esa situación, es posible que las primeras filas de público no perciban apenas guitarra (en función de lo bien instaladas que estén las PA en esa sala). Tener algún monitor FRFR tras de tí puede ayudar a paliar esa situación.

Reproducir backing tracks

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Si eres un músico que utiliza backing tracks, un monitor FRFR tiene la capacidad de reproducir las pistas de acompañamiento preservando razonablemente su ecualización.

Mantenimiento

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Requieren poco mantenimiento, ya que no utilizan válvulas, aunque ya hay técnicos que señalan que la reparación de las etapas de potencia no es cosa fácil, quedando casí exclusivamente en manos del fabricante.

Por lo general, a potencias equivalentes, podríamos esperar que pesasen menos que el equipo valvular tradicional de guitarra.

Mismo modelo para todos los géneros

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No están tan ligados a un género concreto ni la guitarra como instrumento, y por tanto pueden amplificar también otras fuentes sonoras en vivo, como voces, bajos o incluso teclados (aunque aún no hay muchos del mercado que sean estéreo).

Razones para no pasarse a FRFR

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No todos suenan igual

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Tal como lo hemos explicado, parece que el FRFR sea una abstracción sonora, en que cualquier altavoz FRFR entregará el mismo sonido. Nada más lejos: si pruebas varios FRFR posiblemente descubras que no suenan iguales. Sin llegar a los niveles de disparidad de los amplis de guitarra tradicionales, presentan diferencias, así que deberás escoger el que mejor se adapte a tu expectativa.

Sólo entregan "sonido final"

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Otra consideración importante que hay que entender es que los altavoces FRFR entregan "sonido final”. No hay que esperar recibir de él “el sonido directo a la oreja que daría tu ampli", sino “el sonido de un ampli microfoneado, pasado por un previo y sacado por unos monitores de estudio o sistema PA”. A fin de cuentas, quizás no seamos conscientes, pero el público rara vez oye nuestro ampli de forma directa, sino que lo oyen captado por micros y saliendo PA o grabado, post-producido y ya en disco. Para que experimenten “el ampli real” tienen que estar en un concierto pequeño o mediano y en primera fila o que los invites al local a un ensayo o grabación.

Tal vez no necesites unificar presets

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El sistema FRFR busca unificar los sonidos a través de todas las facetas del músico, posibilitando la grabación, la práctica y el directo con la misma colección de presets. Si eres de los que nunca ha sentido la necesidad de fusionar esos tres ámbitos (es más, puede ser que precisamente le encuentres el sentido a diferenciarlos para optimizar cada escenario) puede que unificar no te aporte ninguna ventaja.

No siempre es necesario cambiar tu equipo entero

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Si tu equipo de directo ya es pequeño (un combito y unos cuantos pedales, por ejemplo), y la única molestia que te gustaría ahorrarte es microfonear el ampli, no es necesario migrar completamente a un sistema FRFR: ahora hay muchas DI con emulaciones de altavoz. Son muy sencillas de usar, se conectan en el loop de efectos o entre la etapa y el altavoz (según el modelo de la Di, ¡revisar manual!) y te entregan una salida que emula un altavoz microfoneado. Algunas funcionan utilizando respuestas a impulsos.

No es impresdindible para grabar con emulaciones

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Otro caso similar al anterior: si ya tienes tu equipo a válvulas, pero lo que te mosquea es no poder grabar tu ampli cómodamente, esas mismas cajas DI con salida de emulación de altavoz también son ideales para sacar una señal apta para grabar. Pero si, además, quieres que el ampli valvular esté en silencio mientras lo haces (para grabar en un piso, por ejemplo) y tu amplificador no ofrece de serie una función para ello, puedes hacerte con una caja de carga. Sirve para poder encender un cabezal de guitarra sin un altavoz conectado y no dañarlo. Una caja de carga y una Di con emulaciones de altavoces es una combinación tan cómoda que muchos fabricantes lo integran en un solo producto.

Puede que tu monitor sea peor que el que haya en la sala o recinto

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Hablando con algunos técnicos de sonido de empresas grandes sobre los nuevos monitores FRFR para guitarristas exclaman: “¡Los monitores que nosotros ponemos en el escenario valen casi 1000 euros cada uno! Pero si prefieren traerse su monitor de 600 euros para escucharse, no pondremos ninguna pega…”. Bueno, pueden tener razón. Si vas a trabajar siempre con empresas de sonido con buenos monitores y condiciones de sonido favorables, puede que no necesites un monitor FRFR propio. Si varías mucho de empresa de sonido, un vistazo al rider te ayudará a salir de dudas, y hacer una estadística de si te sale a cuenta tener el tuyo propio.

Diccionario rápido de palabras relacionadas con el mundo FRFR

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Monitor FRFR

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Monitor de respuesta plana, el tipo de monitor del que hemos hablado en este artículo. No colorean (hipotéticamente) la señal que les llega por lo que son aptos para combinarlos con multiefectos emuladores que hacen todo el trabajo de diseñar nuestro sonido ya procesado.

Respuesta a impulsos

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Son archivos (habitualmente en formato wav) que “leídos” por el software o hardware adecuado, permiten procesar un sonido para dar la sensación de que se está reproduciendo en un espacio determinado o unas condiciones concretas. Son útiles para imitar reverberaciones (ecos) de lugares particulares del mundo real, o bien, como nos interesa habitualmente a los guitarristas, para simular que un sonido de guitarra está siendo emitido por un mueble de altavoces específico y captado con un micrófono. Las respuestas a impulsos se pueden comprar a tiendas online o descargar cuando son gratuitas, y no son demasiado difíciles de hacer por usuarios particulares, por lo que han proliferado enormemente. Así, es posible encontrar respuestas a impulsos de innumerables pantallas de guitarra del mercado, microfoneadas de mil formas.

Impulse Response, es la palabra inglesa para una respuesta a impulsos.

El AMT Pangaea puede almacenar y reproducir los archivos de repuestas a impulsos

Player, reproductor, loader o cargador de IR’s

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No es más que un aparato capaz de “leer” archivos de respuestas a impulsos. Suele tener un formato pequeño y al menos una entrada y una salida. Por la entrada llega nuestro sonido de guitarra con distorsión, efectos, o cualquier otro procesamiento pre-altavoz que hayamos aplicado. Dentro del dispositivo, el archivo de respuesta de impulsos hace su función, simulando que la señal que ha recibido está siendo emitida por una caja de altavoces y micrófono concretos. A la salida, obtenemos nuestra señal procesada. En función del número de prestaciones que tenga, obtendremos también salidas balanceadas XLR, una señal auxiliar sin procesar, salida de auriculares o incluso salida digital USB para grabación directa a ordenador.

Torpedo CAB M, un emulador de altavoces muy completo, también capaz de leer respuestas a impulsos

Caja de carga o loadbox

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Se trata de un dispositivo que puede “engañar” a nuestro cabezal de guitarra para que siga creyendo que tiene un altavoz conectado. La razón de querer hacer eso es que los cabezales a válvulas están diseñados para tener siempre un altavoz conectado, de lo contrario podrían dañarse. No obstante, las cajas de carga suelen sustituir a un altavoz para preservar el buen funcionamiento del cabezal, y entregar por el camino una señal de línea del sonido del cabezal, que podremos grabar o, preferiblemente, enviar a un player de IR’s, para obtener una señal que emula un altavoz y un micrófono. La ventaja de todo ello es poder grabar en silencio, sin un altavoz sonando a toda potencia, y llevando el master del ampli al nivel que necesite para sonar mejor.

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