Review Tanglewood TW49

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Hace unos pocos meses que recibí una guitarra acústica como regalo de mi mujer, que siempre está atenta a mis ataques de GAS. No he tocado mucho con ella, ya que soy más bien eléctrico, pero últimamente paso más rato trabajando con esta guitarra, así que me he decidido a hacer una review. Hela aquí en todo su esplendor:



Sobre Tanglewood

Tanglewood es un constructor de instrumentos de cuerda basado en Inglaterra, fundado en 1991. En un principio construía guitarras bajo licencia de COR-TEK (el fabricante de Cort), aunque desde hace unos años no fabrica más que sus propios modelos de guitarra. Como el resto de los fabricantes, la gran mayoría de sus guitarras están hechas en China, en este caso, en fábricas operadas por Tanglewood. Su rango de productos abarca guitarras acústicas, eléctricas, banjos, ukeleles, mandolinas, bajos acústicos y eléctricos, y guitarras resonadoras. Sin embargo, sus productos de mayor éxito son las acústicas.

Esta marca no es enormemente conocida fuera de Inglaterra, pero en ese país Tanglewood ha sido la marca que más guitarras acústicas ha vendido cada año desde 2006. Este fabricante tiene la reputación de ofrecer más guitarra que otros fabricantes más conocidos por el mismo precio, una reputación que también tienen otros fabricantes pequeños pero pujantes, como por ejemplo la francesa Lâg.

Descripción

La Tanglewood TW49 DLX B forma parte de la serie media-alta Sundance de Tanglewood, y dentro de ella, a la sub-serie Sundance Pro. Esta serie está compuesta por instrumentos orientados a un uso profesional, aunque no son lo más alto de la gama del fabricante.

Se trata de lo que Tanglewood denomina una super-folk con cutaway (rebaje). La guitarra está casi enteramente construida con maderas sólidas, a excepción de los lados (aro), lo que ya la diferencia de la mayoría de las otras guitarras en este rango de precios, que suelen usar madera laminada no sólo para el aro, sino también para el fondo del cuerpo. ¿Por qué es importante esto? Por lo que dicen los eruditos en la materia, las guitarras hechas con madera sólida van mejorando el sonido con el uso como resultado de las vibraciones a las que se las somete. Sin embargo, en las guitarras hechas de maderas laminadas, en el mejor de los casos el sonido seguirá tal cual.

La tapa es de picea canadiense, una especie de conífera, muy usada en guitarras acústicas por ser la que ofrece una mayor relación entre resistencia (a la tensión ejercida por las cuerdas) y ligereza (importante para la resonancia), y es conocida por dar tonos brillantes y un buen volumen. Como mis conocimientos de lutería son sinceramente muy limitados, y de todas maneras la guitarra viene lacada, no puedo dar una opinión fundada en cuanto a las características del grano, que también afecta al sonido final. El aro y el fondo son de caoba africana (insisto, el fondo es de madera sólida). El sonido de la guitarra me hace pensar que se trata de una caoba de buena densidad. El mástil, de una pieza, es también de caoba, y tanto el diapasón como el puente son de palorrosa (o “palo de rosa”, a no confundir con el palisandro). Los trastes, 20, son de tamaño medio. La cejilla y la selleta son de hueso auténtico. El cuerpo y el cuello del mástil vienen pintados en negro brillante. Los adornos de los bindings son en madreperla, y tanto el logotipo como los otros adornos y los inlays son también de madreperla. Las mecánicas de Grover, merecen una mención especial: Esta guitarra entró en casa a últimos del mes de mayo, fue afinada un día más tarde, y a fecha de hoy no he tenido que volverla a afinar. La guitarra viene equipada de cuerdas Elixir Nanoweb. El sitio web dice que son 12-53, que aunque no se hacen duras de tocar, las cambiaré en el futuro por un calibre menor, probablemente 0.011, pero eso será en la próxima visita al luthier.

Finalmente, la electrónica corre a cargo de un sistema A3T de B-Band (fabricante finlandés de sistemas de electrónica para guitarras y bajos, y de microfonía de contacto para baterías).

El precio recomendado es de unos 750 euros (arriba o abajo dependiendo del país). En las tiendas o en internet suele costar alrededor de unos 650. Ese era el precio que me daban en la tienda en que la compré, en Metz (Francia), pero después de dos tandas de rebajas, la última por ser de Bilbao (y no es de coña… el dueño de la tienda es argentino y sus suegros son bilbaínos!) al final me la llevé por 550 euros.

Aquí van unas fotos del instrumento:

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La pala, con el logo en madreperla


Detalle de la etiqueta del número de serie en el interior del cuerpo

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Detalle del puente, de palorrosa, con selleta en hueso y adornos en madreperla

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Detalle de los adornos del binding, también en madreperla

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El mástil, visto de lateral a la altura de la unión con el cuerpo

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La pala, vista por atrás

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Detalle de uno de las clavijas, fabricadas por Grover

Captación de sonido y preamplificador

Como ya he mencionado anteriormente, es el sistema A3T de B-Band. Tiene un ecualizador de cuatro bandas (bajos, medios, agudos y presencia), control de volumen, indicador de batería baja, y un afinador cromático con pantalla led.

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La captación de sonido se hace a través de un transductor, y la salida de señal va a través de un conector jack estándar que dobla como enganche para la correa.

Por qué Tanglewood, y no otra

Hacía ya un mes que había estado probando acústicas, ya que mi mujer había notado mi inquietud y me quería regalar una para una fecha señalada… por los 20 años que estamos juntos, desde que nos conocimos en la época del instituto. He probado guitarras de gama media y media-alta, desde Yamahas a Takamines, pasando por Lag Tramontane (muy buena también!), e incluso la JSA-10 de Ibanez (que por cierto también está hecha en China… me quedé sorprendidísimo). Algunas me han gustado más que otras, pero en la mayor parte de los casos no encontré que el mayor precio estuviera muy justificado. Cuando ya me había decidido por una Lag Tramontane T-200, que me ofrecía la mejor combinación de sonido/calidad/precio, y fui a la tienda a comprarla… resulta que habían vendido la única que tenían. El dueño me dijo que esperara un momento, y me trajo esta Tanglewood. Pensé que ya me quería colocar algo por no pender la venta. Sin embargo, cuando abrió la caja la primera impresión fue buena. Realmente, la estética de esta guitarra está muy cerca de lo que tenía en mente (la JSA-10 también me gustaba estéticamente, pero el precio ya se disparaba a más de 900 euros y no me convenció especialmente en cuanto a sonido, a pesar de ser de construcción totalmente sólida y tener el diapasón de ébano). Claro que, no nos compramos una guitarra para mirarla, ¿no? ¿NO? Pues claro que no!

La prueba en la tienda

A esas alturas ya estaba acostumbrado a luchar con las acústicas para sacarles algo decente, por las cuerdas más gruesas y separadas del diapasón que tienen respecto a las eléctricas, que son lo que siempre he tocado. Esto es cierto para todas las guitarras que había probado, desde 400 hasta 1.200 euros de precio. Sin embargo, en la Tanglewood la sensación es diferente. Las cuerdas no están tan separadas del diapasón, y el mástil me da una sensación más natural, más parecida a lo que estoy acostumbrado que las otras acústicas. Sin embargo, fue al hacer los primeros rasgueos que me di cuenta que ESA era la guitarra que había estado buscando. El sonido es lleno, equilibrado, y la guitarra es una delicia de tocar. La falta de comodidad con las otras acústicas, el mal sonido que les sacaba, y la falta absoluta de repertorio acústico habían hecho que mis pruebas hasta entonces hubieran sido tímidas y cortas, cuatro acordes y poco más. Sin embargo, con esta Tanglewood todo salía, desde intentos de tocar More than words o Tragicomic hasta pequeñas frases blueseras alrededor de Mary had a little lamb. Hasta una canción de los Lunnis! (lo que hace uno por sus hijos). No es como tocar una eléctrica, obviamente, pero no es todo lo incómoda que un guitarrista eléctrico podría esperar.

Pero…

Claro, nadie da duros a cuatro pesetas (o, para adaptar la expresión a nuestros días, euros a 80 céntimos). Tanta guitarra por ese precio, algo tiene que tener. Y lo tiene, aunque afortunadamente son cosillas que realmente no me importan mucho, ya que tienen que ver con acabados que son difíciles de notar a no ser que se mire detenidamente cada detalle de la guitarra. El único fallo de acabado evidente está en el aro

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Una pena la presencia de este pequeño detalle de acabado, que menoscaba innecesariamente la percepción general de calidad del instrumento.

Sonido

Tal como he dicho más arriba, la guitarra da un sonido muy equilibrado. Sin enchufar da un sonido con graves bien definidos, y menos cargado de agudos que alguna Takamine que probé, aunque probablemente esto tenga que ver con la vocación acústica del modelo que probé. El sonido viene a ser parecido al de la Ibanez JS10, pero en una guitarra a mi entender más cómoda.

El sonido que da la guitarra a través del jack nos hace ver que la electrónica también es un aspecto cuidado en esta guitarra. El A3T da una señal clara, sin distorsiones, y los ajustes de la sección de ecualización modifican el sonido de una manera muy capaz, para conseguir desde sonidos brillantes y con gran presencia hasta otros sonidos de tipo más jazzero.

A favor

- Mucha guitarra por un precio contenido.
- Tapa y fondo sólidos, aparentemente de buena calidad.
- Componentes de calidad: Previo, afinadores, cuerdas…
- Buen sonido, equilibrado, tanto en vivo como enchufada.
- Estética (aunque eso es una opinión totalmente personal e influida por mis gustos)


En contra

- Algún detalle de acabado.
- No tiene salida XLR (balanceada)
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